Anaís Mendoza | LA PRENSA.- “Aquí lo encontré muerto. Le dieron unos machetazos en la cabeza”, expresó con mucho dolor y en medio del llanto el padre de Elis Antonio Herrera Posada (21), dirigente político de Primero Justicia que fue asesinado a machetazos en la hacienda “Lucas” de Quíbor ubicada en la vía hacia El Tocuyo.
Los familiares presumen que su muerte se debe a una venganza amorosa pues una prima de la víctima dijo que Elis, le había comentado que un pretendiente de su novia lo había amenazado de muerte hace un mes. De hecho, la pariente detalló que la muchacha lo había dejado por esta tensa situación.
“Él casi no hablaba de eso, pero la novia le dijo que terminaran. Luego Elis me informó que un chamo que la pretendía lo amenazó con matarlo hace un mes porque parece que se veían todavía”, recordó la muchacha.
Fue a las 10 de la mañana de este jueves 28 de julio que dos PNB se toparon con el cadáver. Los funcionarios realizaban una persecución a un par de malandros que se enconchan por una quebrada de la zona y pillaron que en una de las hectáreas de la enorme hacienda estaba bocabajo y con mucha sangre Elis.
Los PNB le precisaron tres machetazos en la cabeza. Sus manos quedaron debajo de su cuerpo. Vestía una camisa azul clara, jeans y zapatos de cuero de color marrón. Los policías informaron que al verlo, Elis botaba sangre por la nariz lo que indicaba que tenía poco tiempo de haber sido atacado.
Su padre, horas antes comenzó a buscarlo porque no había llegado a la casa de su abuelo. Él mismo informó que advirtió a varios vecinos que no sabía dónde estaba Elis y empezaron a buscarlo. A las 11 de la mañana, al padre de la víctima le informaron que la hacienda había un joven muerto. El hombre se fue hasta allá y al ver el cadáver comenzó a llorar. El señor se llevó las manos a la cabeza, luego tomó su teléfono y llamó a gran parte de su familia para informarles del crimen.
El papá informó que Elis vivía con él y la abuela en el barrio Libertad. Recuerda que compartió con su hijo la noche del miércoles 27 de julio cuando el joven compró unos perros calientes para cenar. “Yo le dije que se fuera a dormir, pero él se fue a jugar dominó en la esquina y luego no lo vi más” dijo. Explicó el hombre que la abuela tampoco lo había visto pues no llegó a la vivienda. Añadió que Elis trabajaba con él en unas tierras que son de su propiedad.