Euseglimar González | LA PRENSA.- A Eneida Giménez le avisaron que a su esposo le había pasado algo. Ella salió desde su casa en Los Claveles hasta el sector Multihogar de Pavia Abajo y al llegar se encontró con una escena que la dejó impactada.
Tirado bocabajo en un colchón, encima de un charco de sangre y las paredes chispeadas, la mujer vio a José Antonio Rodríguez Chirinos, de 45 años, asesinado.
Tenía un tiro en la cabeza. La dama también precisó un candado con unas llaves, cerca de su mano derecha una pipa algo quemada por los costados, envuelta en papel aluminio y que se usa para consumir droga.
En una construcción de dos habitaciones vivía José Antonio Rodríguez Chirinos, albañil de 45 años y que era esposo de Eneida. El hombre quedó tirado sin vida entre la pared y una ventana.
Detalló Eneida que a su vivienda llegó un conocido avisándole que por donde vivía su esposo se escucharon tiros y el tipo le recomendó que se fuera rápido a la casa de su esposo, porque la puerta había amanecido abierta.
“Al vecino le pareció extraño que la puerta del cuarto de mi esposo estuviese abierta tan temprano”, recordó Giménez lo que la hizo ir de inmediato hacia la casa de su pareja.
La hermana de José vive a pocas casas en donde lo asesinaron y al enterarse de lo sucedido se fue corriendo hasta el sitio, pero cuando llegó vio a Rodríguez muerto.
José estaba con su papá, un señor de unos 80 años, aproximadamente. El cuarto del papá quedaba justo al lado en donde lo asesinaron.
Relatan que uno de los vecinos salió al patio a cortar monte y se percató que la puerta del cuarto de José estaba abierta, como la víctima no acostumbraba a hacer eso le pareció extraño y decidió avisarle a la esposa.
“Hace tres días se vino de la casa para donde su papá. Él tenía sus herramientas de trabajo aquí y otra parte en mi casa”, narró la esposa en la escena del crimen.
Los vecinos contaron que José estuvo el martes en el día comprando cambures y empanadas, pero que en la noche no lo vieron más. Aunque los habitantes de las viviendas cercanas a las de él comentaron que no escucharon tiros.
La mamá junto a la hermana y otros familiares estaban sentados frente al cuarto y se notaron muy destrozados por la pérdida. Según la esposa de la víctima, el padre no escuchó nada. Aunque detalló que ella y la familia Rodríguez no se la llevan muy bien.
“No sé qué paso, él no se metía con nadie. Era muy colaborador y se la llevaba bien con todos los vecinos”, dijo con voz entrecortada la esposa de José.
José Antonio presentó un registro policial, aunque no especifica el delito.
Rodríguez se vino hace 8 años de Caracas a vivir en Barquisimeto. Como era albañil trabajó con la Misión Vivienda y ahí fue donde conoció a su esposa.