Guiomar López | LA PRENSA.- Lo consiguieron ahorcado en la sala de su casa, con nariz y brazos ensangrentados. Familiares y vecinos del maestro de obra, Francisco Segundo Infante Rodríguez denuncian que fue atacado por varios hombres cuando regresaba de tomarse unas cervezas en licorería del centro de Humocaro Bajo.
El hallazgo en la casa de paredes de adobe y techo de zinc en el sector El Banqueao de la comunidad “Colinas del buco”, confirmó el mal presentimiento de vecinos. Uno de ellos escuchó varios gritos entre las 12:30 y 1:00 de la madrugada de ayer. Por miedo, ni siquiera se asomó porque la angosta vía de tierra es oscura y consideró muy comprometedor encender la luz. Otra vecina escuchó que “Chiquito” —como lo llamaban cariñosamente— la llamó de manera desesperada, pero luego todo quedó en silencio.
La víctima, de 41 años, siempre acostumbraba levantarse temprano, incluso los domingos. Su padre Francisco Infante ya estaba preocupado porque no lo fue a visitar, como acostumbraba.
Cuando van hasta su casa observan sangre por el camino que da hasta su improvisada cerca. Uno de los estantillos que sostiene la puerta metálica, también con manchas de sangre y las gotas seguían hasta la puerta principal. Allí, se apreciaban como dedos deslizados con sangre.
La puerta azul estaba asegurada con candado por fuera y empezaron a gritar llamándolo. Tuvieron que forzar la puerta trasera, porque la primera hasta tenía el pasador por dentro. Las llaves nunca aparecieron.
En la sala estaba el cuerpo del albañil guindando de un cable de extensión. “Estaba golpeado, su nariz sangraba y por los brazos también bañados en sangre. Además, la silla de plástico que estaba a su lado no tenía ni una mancha”, lamentaba una sobrina, al tiempo que se preguntaba “¿cómo se encaramó sin ensuciarla de sangre cuando venía dejando las manchas por todo el camino?”. Insistían en que seguramente lo golpearon varios hombres y lo obligaron a entrar a su casa, para luego simular que se ahorcó.
Sin embargo, el parte policial apunta a suicidio, que Infante subía de tomarse unas cervezas y antes de llegar a su casa tropezó, reventándose la nariz. Estando en la sala, se guindó del techo.
Los presentes negaban esta hipótesis, porque familiares contaron que hace meses, cuando “Chiquito” regresaba de compartir en el pueblo lo estaban esperando unos malandros en el camino y él se resistió, espantándolos del sitio.
También gritaban —literalmente— a coro que Humocaro Bajo se convirtió en pueblo sin ley ante las “mudanzas” en casas de familia y robo de motos, tanto así que en esta semana en sólo dos días le quitaron tres camionetas Super Duty a productores de la zona.
Los vecinos estaban conmovidos por la manera en que murió “Chiquito”, quien toda su vida fue maestro de obra, reconocido como uno de los mejores, sobre todo en casas al estilo colonial y con piscinas. Era un hombre trabajador, pero muy alegre a quien le encantaba desestresarse fines de semana.