La violencia en los últimos 15 años, la violencia ha manchado de sangre los uniformes de los cuerpos de seguridad del estado Lara, la delincuencia organizada planificó emboscadas para no sólo arrebatarles la vida, sino también quitarles las armas de fuego.
Según los registros de LA PRENSA durante década y media, la delincuencia ha cobrado la vida de alrededor 100 funcionarios de diferentes cuerpos de seguridad; de estos casos, a más del 50% le dispararon en intentos por quitarles el arma y a otros sí los despojaron de la pistola.
Por años, el robo de armas de fuego fue un móvil recurrente en hechos delictivos, lo que puso de manifiesto la vulnerabilidad de los cuerpos policiales y militares de la entidad. La tentación de los criminales de tener en su poder armas de alto calibre convirtió a los policías en blancos fáciles, desencadenando un espiral violento que se mantuvo por mucho tiempo.
«Entre 2010 y 2013 fue una época ruda, cuando salía de servicio me cambiaba de ropa y dejaba el uniforme en el comando, porque si te montabas en un ruta y el malandro te revisaba el bolso y observaba el uniforme te mataba, algunos solamente por ser policía y otros porque creían que uno estaba armado», comentó un funcionario de la Policía estadal de Lara (Polilara).
Para esos años, ser funcionario en Venezuela se había convertido en un peligro porque algunos murieron resguardando la integridad de las personas o porque eran emboscados en comunidades.
Once años atrás, dos funcionarios polilara resultaron muertos al recibir varios impactos de balas para robarles las armas.
El hecho fue a eso de la 1:30 de la tarde en un restaurante en el barrio Ruiz Pineda, al oeste de Barquisimeto. Las víctimas fueron Edie Antonio Pineda Moreno y Yohander José Terán Castillo, ambos formaban parte del servicio de Inteligencia en la parroquia Guerrera Ana Soto, por lo que siempre andaban de civil, pero con sus pistolas.
Ese 3 de septiembre, un hombre armado entró al restaurante y sin mediar palabras le disparó a Terán en la cabeza, luego a su acompañante en el torso, pero como cargaba chaleco antibalas, sólo resultó herido.
El criminal se acercó hasta el cuerpo de Terán y le quitó el arma de fuego para luego huir del local. Yohander, un poco aturdido por el impacto, decidió salir a la calle para enfrentar al delincuente, pero al llegar hasta el hampón éste le disparó varias veces con la pistola Glock 9 milímetros que minutos antes le había quitado al otro policía.
Yohander quedó muerto en el sitio, el criminal se acercó y lo despojó de su arma, para luego huir en una moto Empire, color rojo, junto a otros hampones.
Pero este crimen no fue el único que ocurrió en el año 2013, alrededor de 15 funcionarios murieron en ataques de la delincuencia organizada.
La violencia va más allá
Los asesinatos de funcionarios de seguridad eran planificados por los hampones, no sólo se trataba de simples homicidios, en su mayoría para el robo de armas para abastecer a las bandas criminales.
Según fuentes policiales, en la mayoría de los casos los criminales mataban a policías para vender el arma o para «ganarse una posición más alta en la banda».
Los delincuentes que matan a funcionarios y roban las armas lo hacen para luego venderlas ilegalmente o tenerlas dentro de las organizaciones criminales.
De acuerdo a fuentes policiales consultadas por LA PRENSA, los delincuentes no sólo atacan para robar armas 9 mm, sino también las de alto calibre. Asaltan las bases militares o comandos rurales para despojar de los fusiles a los funcionarios y tener un arsenal de armas.