Orozco J/Sosa M | LA PRENSA.- Riñó con otro tipo sin saber que lo iban a herir mortalmente. Javier José Castillo Pinto (31) fue la víctima mortal de un pistolero en Las Palmitas, municipio Torres del estado Lara.
Javier salió la noche del sábado a echarse unos traguitos con sus panas. Esto era lo que siempre hacia los fines de semana, pero esta vez la rumba terminó en tragedia. La víctima estaba tomando en una famosa tasca restaurant en el sector Las Palmitas de Carora.
Sus amigos y él tenían aproximadamente cuatro horas en el establecimiento cuando un tipo se le acercó. Hasta ahora se desconoce qué generó la molestia de Javier. Pero luego de que la víctima mostrara que estaba molesto, el agresor sacó un arma de fuego dejando a los presentes boquiabiertos.
La acalorada discusión llevó al pistolero a disparar dos veces contra Javier dejándolo mal herido. Una de las balas entró por el hombro del
joven y salió por el cuello. Rápidamente las personas que quedaron en el lugar lo ayudaron para trasladarlo a Carora. Fue ingresado a una clínica privada, pero murió a los pocos segundos. Se desangró rápido pues el disparo toco una de sus arterias.
El asesinato ocurrió luego de las 11:00 de la noche del sábado. La mañana de ayer, familiares de Javier se encontraban en los alrededores de la morgue a la espera de la entrega del cuerpo que fue trasladado a la ciudad de Barquisimeto para realizarle la respectiva necropsia.
Carmen Pinto, madre de Javier, se encontraba afectada. Estaba en compañía de un hijo y otro familiar, por lo que indicaron que no tienen conocimiento de lo que sucedió. Javier se dedicaba al comercio, deja un niño huérfano y era hijo del medio de tres hermanos, y considerado como una persona alegre y siempre trabajador, destacaron sus familiares.
Supuestamente quien mató a Javier es apodado “Chino”. Según cuentan testigos del hecho, este tipo salió huyendo de la tasca luego de dispararle. Una fuente policial señala que ya el tipo supuestamente tiene unos cuantos crímenes encima y está acostumbrado a disparar.
Los detectives del Cicpc encargados de investigar el crimen, manejan el móvil de riña y se encuentran tras la pista de “Chino”. En la escena del crimen quedó la sangre de Javier, una concha calibre 9 milímetros percutida con la que el agresor le segó la vida a Javier y otra sin percutir.