Euseglimar González | LA PRENSA.-De espanto y brinco. Ayer en la mañana un vigilante se llevó tremenda sorpresa cuando salió del Pequeño Miami a desayunar. No se había tomado el primer trago de café cuando vio que en la calle 19 entre carreras 21 y 22 estaban unas osamentas metidas en un bolso.
A las 7:20 de la mañana el vigilante Douglas salió del Pequeño Miami, cuando volteó a la derecha vio como en la acera que da hacia el centro comercial estaba una osamenta y a un lado estaba un bolso semiabierto con otros cráneos adentro.
“¡Ay, Dios. Esas son cabezas de humanos!”, soltó, y mientras que se iba acercando dio unos 15 pasos y confirmó su intuición. De inmediato llamó a uno de los propietarios de los locales para contarle sobre el hallazgo.
El bolso, tipo morral, de color azul, estaba en la acera, y dentro habían unos tres cráneos, un zapato gris con trenzas azules y un envase plástico con un líquido, que presumen sea orina.
A pocos centímetros estaban dos cráneos más, el primero era una osamenta, de color gris, tenía dientes sólo en la mandíbula de arriba, pero la otra tenía cabello largo y de color castaño oscuro.
También en los alrededores del sitio en donde estaban las cabezas había una cédula de identidad de nombre Juan José Yajure Roa y tarjetas de presentación.
Las personas que pasaban por la zona se impresionaban con el hallazgo. Algunos hasta se persignaban y caminaban rapidito por la acera del frente.
Los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc fueron notificados sobre el hallazgo. A los pocos minutos llegaron hasta el sitio del suceso para hacer el levantamiento de las cinco osamentas encontradas.
Funcionarios del Cicpc comenzaron a colectar las evidencias y se llevaron las osamentas y el bolso en donde fueron encontradas. En la unidad de criminología estudiarán las dentaduras para una posible identidad.
Fuentes del Cicpc presumen que las osamentas hayan sido extraídas del cementerio para utilizarlas en actos de santerías.
“Como el jueves fue el día de los muertos, seguro los que practican actos de santerías o brujerías utilizaron esos cráneos”, contó uno de los propietarios de los locales del Pequeño Miami.
Entre los comentarios que se escucharon ayer, mientras que los funcionarios recogían los restos humanos, una mujer asomó que, lo más probable, es que hayan sido unos “paleros”, conocidos por desenterrar cadáveres de los cementerios, para ejecutar rituales de brujería.
A pocas cuadras
El 13 de junio del año pasado fueron encontrados huesos humanos a siete cuadras del nuevo hallazgo de ayer. Estaban en la esquina de la calle 12 con carrera 21, en donde queda un local de venta de pan dulce. Entre los desechos había plumas de gallo, herraduras de caballo, y varios palos marcados con las palabras “ceiba”, “moruro” y “para mí”.
A un par de metros, en otra de las paredes que conforman la fachada del negocio, había varias copas volteadas, que eran otro indicio de la tesis de la brujería.
Ese día los funcionarios del Cicpc llegaron a recolectar la osamenta y restos de huesos que parecían fémures que estaban en la acera.