Euseglimar González | LA PRENSA.- “Él tuvo que andar enrochelado con una mujer para andar por aquí”, soltó la cuñada de Franyer Alfonso Morales Arrieche, de 21 años, quien fue asesinado la madrugada de ayer con una descarga de escopeta en la cabeza y machetazos. El hecho ocurrió en el sector Nueva Esperanza de El Trapiche en Tamaca.
El cuerpo de Franyer quedó entre el monte y la carretera de tierra, en posición fetal, el antebrazo derecho tenía una herida, supuestamente fue un machetazo que le dieron. Vestía jean, de color azul claro, y una franela. Según la familia los zapatos y cartera fueron robados.
Franyer residía en la urbanización Sucre, contaron los familiares que el jueves estuvo en su casa, se bañó y se vistió para ir hasta el barrio San José en donde visitaría a otros familiares. Relataron que en el sector estuvo hasta las 6:00 de la tarde y de ahí les dijo que se iba a beber con unos amigos.
Toda la noche transcurrió normal para la familia Morales Arrieche. En la mañana sus padres notaron que Franyer no había llegado “todavía” a casa, pero los parientes detallaron que era común que él no se quedara a dormir en su vivienda, por eso no se preocuparon.
Aunque a las 8:00 de la mañana una vecina les avisó que en el barrio Nueva Esperanza habían encontrado muerto a Franyer, la cuñada y dos mujeres más salieron de inmediato para comprobar de que se trataba del mismo muchacho.
Media hora después aproximadamente llegaron los parientes y vieron que el cuerpo estaba tirado en la carretera de tierra con una sábana encima, cuando la levantaron se llevaron la sorpresa de que sí se trataba del mismo joven.
El cuerpo a pesar de tener pocas horas de asesinado tenía una rigidez muy avanzada, pues cuando llegaron los funcionarios de la División contra homicidios del Cicpc a levantar el cadáver el cuerpo estaba completamente tieso. Quedó en posición fetal y cuando lo voltearon las piernas le quedaron arriba.
“Aquí los vecinos no nos dicen nada, nadie escuchó ni vio nada. Los vecinos están callados”, decía un familiar que se sentó a un lado del cuerpo que estaba tapado con una sábana y con una choza, construida por los mismos familiares.
Según los familiares la víctima no tenía problemas con nadie y no se explican qué estaba haciendo el jovencito por la zona porque la familia no tenía conocidos allí.
“Él andaba supuestamente con unas mujeres bebiendo y quizá ellas lo metieron para acá y aquí lo mataron”, comentó su vecino.
Se pudo conocer que la víctima no estudiaba, pero según la cuñada estaba esperando cupo para la universidad UNES, pues quería ser miembro de algún cuerpo de funcionarios policiales.