viernes, 22 noviembre 2024
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Habitantes de Bobare querían darle paliza a delincuentes

Guiomar López | La Prensa.- ¡Échenlos para acá!, gritaba un grupo de habitantes de Bobare frente a la comisaría policial del pueblo, mientras algunos funcionarios intentaban calmar la furia. Trasladaban a tres delincuentes que entraron a robar en una casa de la calle 2 del centro y mantenían amarradas a las hermanas Guadalupe, de 75 años y Pastora Sira, de 61 años.

La mayor de las hermanas se encontraba sola en su casa. Fue sorprendida por Cruz Mario González Vargas (32), Williams José Suárez Suárez (24), y otro hombre que no portaba identificación. El trío brincó por la pared del solar durante la madrugada de ayer y sometió a la septuagenaria.

Amenazándola con un arma, la amarraron con ligas de amarre gruesas que utilizan para asegurar las motos y con pañuelos apretados con trenzas le amordazaron la boca. Su hermana Pastora siempre la visita antes de las 7:00 de la mañana y al entrar se encontró con estos hombres que le taparon la boca, dejándola igual que a Guadalupe.

Las dos estuvieron temblando de miedo, mientras los delincuentes revisaban el último rincón de la casa. Pero cercano a las 8:00 am, los vecinos se percataron de la situación y avisaron a Polilara. Fueron cinco funcionarios y se distribuyeron en la calle de al frente y trasera.

El parte policial indica que cuando llegaban, los antisociales trepaban la pared del solar e intentaron huir. No lograron el cometido porque fueron aprehendidos en cuestión de segundos.

Los vecinos empezaron a correr la voz y todos se fueron detrás a la comisaría, impedían acceso para garantizar que los hombres no salieran en libertad. Camionetas y carros estuvieron atravesados hasta casi las 10:30 de la mañana, cuando llegó la patrulla que los traería a la comisaría de Andrés Eloy Blanco.

Las víctimas fueron atendidas en el ambulatorio de Bobare con crisis hipertensa y nerviosa. Entre las evidencias estaba la cédula repetida de González, una licuadora Oster, peso de aguja, dos navajas, relojes de mano y un facsímil de arma de fuego. “No era de juguete, porque escuchamos tres detonaciones”, denunciaba Héctor Rojas, habitante que coincidía con el resto de protestantes en destacar la pregunta por las mañanas: “¿A quién robaron hoy?”, ante la arremetida del hampa desde hace dos meses en el pueblo y los dejan hasta sin bombonas.

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