viernes, 22 noviembre 2024
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Fiestas, alcohol y corrupción invaden penales de Venezuela

Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Música a alto volumen, bebidas alcohólicas y pase de mujeres a las celdas es parte de los «beneficios» que algunos privados de libertad obtienen en penales y calabozos policiales del estado Lara. Todo esto ocurre bajo la mirada de funcionarios que custodian los recintos.

En los Centro de Detención Preventivos (CDP) de los cuerpos de seguridad en la región larense, se han presentado eventos sangrientos luego de presuntas rumbas que ocurren dentro de los calabozos, según se ha conocido en los últimos años.

En algunos calabozos policiales se dan las pernoctas de familiares, y en algunos casos de parejas de los privados de libertad, cuyas presencias se han logrado detectar tras intervenciones de funcionarios de inteligencia del estado o en algunos casos, en medio de fugas están metidas las damas dentro de las celdas, que ha traído como consecuencias derrame de sangre, pues han muerto funcionarios y reclusos.

Para abogados y defensores de los derechos humanos de los privados de libertad, los CDP no escapan de la realidad que ocurre en algunos penales de Venezuela, los reclusos se muestran en fotos con sus mejores «pinta» (ropa y zapatos de marca) y con megarrumbas que celebran desde cumpleaños hasta matrimonios, dentro de los penales.

En Lara hay alrededor de 30 Centros de Detención Preventivos (CDP) distribuidos en Polilara, Policía Municipal de Iribarren (PMI), Cicpc, Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Siendo la Policía estadal de Lara, donde se albergan más detenidos, pues sólo en la Comandancia de la 30 hay alrededor de 150 privados de libertad.

En los últimos cinco años, los calabozos policiales de Polilara son los que más denuncia e irregularidades han tenido no sólo por pase de presuntas sustancias estupefacientes, sino también por pernoctas de mujeres y fiestas.

La semana pasada, alias el «Chichi», un privado de libertad, presuntamente, celebró su cumpleaños dentro de los calabozos del Comando General de la Policía del estado Lara, según denunciaron vecinos de las comunidades adyacentes, ubicada en la calle 30 de Barquisimeto.

El sábado 12 de junio comenzó la «parranda», vecinos detallaron que la música se escuchaba a alto volumen que no los dejaba dormir. «La rumba estuvo prendida hasta la 4:00 de la mañana del domingo», comentaron los vecinos, quienes no quisieron identificarse.

Presuntamente, los familiares del recluso estuvieron presentes en el cumpleaños y vecinos detallaron que hubo parrilla y cervezas.

«Hay fotos en donde se ve la carne y la parrilla. Hay complicidad en funcionarios y que quizás los altos jefes no saben, pero esto es grave porque puede ocurrir una desgracia», comentó otra vecina.

Según la denuncia, durante el cumpleaños hubo cervezas y cócteles, además permitieron el ingreso de sus familiares, aunque ninguna autoridad se ha pronunciado sobre esta situación.

Se instala pranato

Para el abogado Carlos Nieto Palma, coordinador general de la ONG Una Ventana a la Libertad (UVL), el pranato que existe en los penales del país se está instalando en los calabozos policiales (CDP) y se están convirtiendo en las nuevas cárceles en Venezuela.

El especialista en Derechos Humanos, explicó que los detenidos en calabozos policiales están copiando las mafias carcelarias de penales de Lara y otros estados del país.

«Siempre lo he dicho, que en las mafias carcelarias no son los presos, allí también entran los funcionarios de seguridad y terminan siendo parte de la corrupción», comentó para LA PRENSA el abogado.

Por el caso más reciente ocurrido en Lara, destacó que esa fiesta se dio porque los funcionarios así lo permitieron. «Para que eso sucediera y permitieran el ingreso de familiares, carne y licor, los policías que estaban de guardia tuvieron que saber lo que iba a pasar y ese recluso les pagó», sostuvo el abogado.

Corrupción

El coordinador de UVL, detalló que estas fiestas y pernoctas de mujeres ocurren bajo la responsabilidad de cuerpos policiales y militares, aseveró que es parte de la corrupción penitenciaria que desde la ONG y otros organismos de defensa de derechos humanos han venido denunciando.

En enero el descontento por el pago de la «causa», un tipo de impuesto exigido por los pranes a los reclusos para que puedan gozar de ciertos beneficios, generó una reyerta entre los privados de libertad del Centro Penitenciario David Viloria conocido como «Uribana» y terminó con un reo muerto y al menos 10 heridos.

Tal situación desnudó la presunta corrupción que existe dentro del penal, además del incumplimiento del régimen carcelario, pues para ese momento se conoció que los reclusos tenían en su poder armas de fuego, celulares y hay ventas de alimentos en las instalaciones.

Tras el motín ocurrido en Uribana, se supo que los reclusos debían cancelar a los pranes de cada módulo un dólar por semana por concepto de la «causa», familiares denunciaron que de no cancelar son castigados, golpeados y aislados.

Pero no sólo piden dinero por comida y celulares, familiares denunciaron que un grupo de reclusos que se hace llamar los «Trabajadores» de Uribana, impusieron una tarifa para los privados de libertad que desean una visita conyugal.

A través de mensajes de texto o de boca a boca, los «Trabajadores» se dirigieron al resto de la población penitenciaria para informarles que habrá visita conyugal, pero para reservar a tiempo deben desembolsillar 50 dólares.

Tanto UVL como el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), ha denunciado que estas prácticas en reclusos se han extendido a nivel nacional y que ya no respetan ni que sean cárceles con régimen penitenciario, además explicaron que todo ocurre bajo la mirada de custodios y guardias nacionales.

Historial sangriento

En el año 2019, lo sucedido en la comisaría de Polilara en Río Claro, donde fue asesinada una funcionaria y 13 reclusos en fuga desnudó la realidad que sucede en la mayoría de los Centros de Detención Preventivos. El mismo patrón se repite a dos años de ese sangriento hecho, pues detenidos y familiares se bajan de «la mula» para obtener «beneficios» que son controlados, presuntamente, por uniformados.

El escandaloso plan y fuga de los reclusos destapó la supuesta corrupción que existe en calabozos policiales entre detenidos y funcionarios de seguridad. Ese año, un grupo de detenidos estaba en plena rumba con mujeres y, aparentemente, todo lo hacían para despistar a los policías, pero todo se salió de control cuando mataron a la funcionaria.

Para ese año denunciaron que un Centro de Detención Preventivo de Polilara en Río Claro, lo convirtieron en una tasca y las consecuencias fueron mortales. Fuentes policiales indicaron que tras las investigaciones sobre lo ocurrido, que terminó con una oficial muerta y reclusos que murieron en fuga, se debió a una celebración que tenían funcionarios, presos y mujeres dentro de la comisaría; sin embargo, los reos tenían otros planes y era una fuga masiva.

Para ese momento, los uniformados lograron detener a cuatro mujeres (que estaban en la fiesta dentro de la comisaría) y tres policías, todos puestos a la orden del Ministerio Público.

A todo dar

En los penales abiertos se celebran grandes fiestas no sólo de cumpleaños, también bodas y hasta discotecas como el caso de Tocorón. Uno de los casos más recientes, fue la celebración de los 15 años de la hija del pran de la cárcel de Puente Ayala, en Anzoátegui.

«Desde hace muchos años hemos visto la celebración de matrimonios, quince años, además de la existencia de discotecas en pleno funcionamiento en varias cárceles del país, organizadas y controladas por los pranes y sus equipos», comentó Nieto.

A principios de marzo, con música en vivo, lujosa decoración y extrema seguridad se celebraron los 15 años de la hija de Junior Yeguez, alias «Pata de Queso», pran del Internado Judicial José Antonio Anzoátegui.

 

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