Euseglimar González | LA PRENSA.- “Tú no sabes cuántas veces hablé con él para que se portara bien”, dice llorando la madre de Luis Rafael Sivira (21), quien aprieta su cartera y se la lleva al pecho y comienza a llorar más fuerte mientras otra mujer la abraza.
Ayer en la mañana, el hermano de Luis Rafael se enteró que estaba muerto cuando compró La Prensa y vio en fotos al chamo.
La madre y el hermano de Luis llegaron a la morgue y exigieron ver el cuerpo para reconocerlo. En un mar de llanto salió la dama tras confirmar que sí se trataba de Luis Rafael. No podía creer que su hijo estaba muerto.
Luis Rafael fue asesinado de un disparo en el pecho el jueves en la calle 35 entre carreras 21 y 22. El hombre iba a robar un negocio de venta de repuestos para carros.
“Yo estoy consciente que mi hijo estaba en la calle, pero ¡Ay Dios!”, decía la mamá del chamo. La mujer no quiso dar más detalles sobre el joven. Se conoció que residía en el barrio San Lorenzo.
El jueves, Luis Rafael estaba en la calle 35, según versiones de los vecinos rondaba el sitio desde las 6:00 de la mañana. Aparentemente, andaba con otro compinche. No fue sino hasta las 9:00 am que intentó robarse un aire acondicionado de un local de repuestos de la zona, pero fue sorprendido por un supuesto vigilante.
El choro recibió un impacto de bala en el pecho y cayó bocarriba. Supuestamente, el que le disparó era un vigilante del sector, el acompañante también disparó e hirió al hombre.
El hampón duró agonizando una hora en el sitio. Nadie se atrevía a auxiliarlo, vecinos comentaron que no era del sector. Los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc llegaron a la escena del crimen para hacer el levantamiento del cuerpo y colectar todas las evidencias.
El negocio de repuestos estaba cerrado, los funcionarios se subieron a la platabanda para ver si encontraban evidencias o si habían sido hurtados los aires acondicionados.
Tras revisar toda la zona hicieron el levantamiento del cuerpo. Sólo tenía un impacto de bala en el pecho y debajo de su cuerpo quedó un charco de sangre.
Ayer los familiares esperaban la entrega del cuerpo en las afuera de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.