José D. Sequera | LA PRENSA de Lara.-& ;Menos de la mitad de la comida que lleva el Ministerio de Asuntos Penitenciarios hasta Uribana es ingerida por los privados de libertad que allí están recluidos, porque según denuncian sus familiares, los custodios no les proporcionan las raciones que les corresponden por ley, sino que, supuestamente, les venden porciones de ciertos productos a precios exorbitantes.
«La última vez que pude ver a mi hijo, me dijo que la única comida que reciben al día es un vaso del tamaño de una taza de café mediana, que puede tener arroz, lentejas o agua de pasta, o si no les dan un solo cambur en la mañana y ya», precisó la madre de un preso que, de acuerdo a sus cálculos, pesa menos de 50 kilos.
La comida que los custodios, supuestamente les venden a los presos es conocida como «heladera» (potes de un kilo parecidos a los de arroz chino) que puede contener arroz blanco puro o caraotas. Para que un privado pueda adquirir una «heladera», necesita desembolsar 300 mil bolívares. Este pago generalmente se hace mediante transferencia bancaria.
Como 300 mil bolívares es un monto de dinero que no todos los presos poseen, afirman sus propios familiares, a la mayoría les toca hacer una vaca entre dos, tres y hasta cuatro privados para costear la «heladera» de comida.
Sobre eso, la hermana de un preso señala que «los que pagaron se reparten la comida en partes iguales, pero si quieren compartirlo con otro compañero de celda, lo hacen». «Hay ocasiones que no podemos pagar ese dinero, pero hay presos que son solidarios con mi hermano y le dan, así sea un poco», expresó la dama.
A pesar de la venta de las «heladeras» entre las ofertas que supuestamente les hacen, no está la proteína animal (carne, pollo y cerdo) ni los vegetales que traslada el gobierno nacional con regularidad hasta Uribana.
El brote de Covid-19 en el país, impide que los familiares de los presos puedan trasladarse hasta el penal para llevarles comida «balanceada», cuestión que los mantiene muy preocupados por el futuro de la salud de los privados. «Sé que mi hijo está pasando trabajo para alimentarse, pero no puedo ir porque no hay transporte», declaró la mamá de otro preso.
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