Jennifer Orozco | La Prensa.- Dormía en la calle, a pocas cuadras de su casa materna. Aunque tenía una carrera profesional, sus “vicios”, al parecer, lo llevaron al abandono. Edwin Alberto Querales Soto, de 40 años, fue asesinado ayer a la 1:00 de la madrugada en el sector II de la Ruezga Norte.
Bocabajo, vistiendo chemise vinotinto, blue jean y zapatos grises deportivos estaba el cuerpo del hombre. Bajo su cara se observaba un charco de sangre que bajaba por la acera.
Vecinos contaron que el lunes de Carnaval vieron a Edwin trabajando. El hombre cortaba monte a los vecinos para ganarse alguito de dinero, a pesar de que era técnico superior, aunque no especificaron en qué especialidad.
Edwin pasó el día en eso y en la tarde le pidió una sábana prestada a una de sus vecinas para cubrirse del frío. Lo vieron sentado en una esquina cercana a la cancha de la Ruezga Norte. Estaba hablando con unos hombres desconocidos.
El hombre pasó hasta la cancha para dormir. Algunos conocidos vieron que Edwin estaba dormido profundamente. Pero al parecer cerca de las 11:00 de la noche se despertó y subió “al cerro” que está detrás de la cancha, donde hay unos ranchitos.
Ahí lo vieron con otros chamos. Los vecinos dijeron que el problema de Edwin era la droga. Al parecer consumía marihuana y “perico”. En el cerro se vende ese tipo de mercancía y él subía esporádicamente.
Un vecino, que lo vio en el cerro hablando con un hombre, dijo que él y otros lo persiguieron lanzándole piedras, hasta que bajó del cerro, cayendo entre la acera y el desagüe de la vereda.
Estando en el suelo le dieron un tiro en la cara cerca del ojo. Edwin cayó bocabajo y allí lo remataron con un tiro en la nuca.
Era la 1:00 de la madrugada y nadie se asomó por temor a que los malandros les pudieran hacer algo por estar asomados.
Pero a las 6:00 de la mañana, las vecinas comenzaron a salir. “Es el hijo de Elida, llamen a esa pobre señora”, repetían una por una y fueron hasta el sector III donde reside la mamá.
Le dieron la noticia fatal. El muchacho, a pesar de sus andanzas iba a diario a la casa de su madre pues ella le daba comida a mediodía. Vecinas contaron que la madre se desmayó tras la noticia y luego de reaccionar no hacía más que llorar.
Al sitio primero llegó un tío del muchacho, quien no quiso brindar mucha información sobre su vida. Luego una tía dijo que Edwin cortaba monte, limpiaba y los vecinos le pagaban; con eso sobrevivía en las calles. Ningún familiar explicó porqué siendo profesional, Edwin vivía como indigente.
Al sitio, llegó un hermano del hombre, quien supuestamente es juez del Circuito Penal de Lara. También se rumoró que tiene dos hermanos funcionarios policiales, pero ninguno llegó a ver el cuerpo.
“Él no se metía con nadie. Pero el vicio lo mató poco a poco. Lo había dejado y se puso a estudiar, pero después de graduarse de Técnico Superior, volvió con las mismas juntas de antes y ellos lo volvieron a llevar a la droga. Estaba recuperado y su mamá estaba muy feliz, quien sabe a quién le debía”, dijo una vecina quien aseguró conocer a Edwin desde los 5 años.
Los vecinos le tenían cariño, le daban comida y le prestaban cobijas y sábanas para la noche. Decían que lo único malo era cuando se drogaba porque perdía los sentidos, pero que no era mala persona.
Edwin era soltero y nunca tuvo hijos. Estuvo preso en Uribana, luego de ser detenido el 19 de mayo de 2004 por distribución de drogas y porte ilícito de arma blanca.
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