La ola de préstamos ilegales conocidos como «gota a gota» ha desatado el terror no sólo en el estado Lara, sino en varios estados de Venezuela. Esta práctica, importada de Colombia, ha convertido la vida de algunas personas en una pesadilla, ya que han terminado siendo víctimas de extorsión y amenazas de muerte.
Los «usureros», lejos de ser simples prestamistas, se han transformado en unos mafiosos, son delincuentes que tras una fachada cometen ilícitos, siendo sus principales víctimas los comerciantes de locales pequeños en Lara.
El negocio del «gota a gota» en Venezuela es una actividad criminal que consiste en ofrecer préstamos en efectivo a corto plazo, pero con altas tasas de interés, sin fiadores o garantías, lo que facilita la captura de los incautos. Las condiciones son simples: copia de la cédula de identidad, número del celular y dirección.
Una fuente policial indicó que luego que los «prestamistas» comprueban los datos en cuestión de horas dan el préstamo a tasas de 10 o 20% mensual, pero si es a diario sería 3%, es decir, un comerciante quita prestado 500 dólares deberá cancelar $15 diario.
Al inicio todo parece un proceso de préstamo «normal», pero cuando las personas no pueden pagar, inicia la pesadilla, un retraso de pago hará subir la deuda hasta hacerla impagable.
Los prestamistas, lejos de negociar, recurren a la violencia para cobrar sus deudas. Las amenazas de muerte, agresiones a su entorno familiar y la destrucción de propiedades son parte del modus operandi de estos delincuentes.
«La primera vez que se retrasan con el pago el tono es desafiante. Algunos tienen acento colombiano, no sé si lo imitan o es que son oriundos del vecino país», comentó una fuente policial entrevistada por LA PRENSA.
En el primer semestre de 2024, en Lara se conoció de algunos casos, pero las víctimas por miedo a represalias no denunciaron estos hechos y se sintieron atrapados en una red de violencia y extorsión.
Según las autoridades, en países como Colombia los prestamistas del sistema pagan a diario y no suelen cobrar de manera coactiva como los bancos, es decir, embargando bienes o salarios, sino de formas ligadas a la violencia, que llegan incluso hasta el asesinato de los deudores morosos.
Los préstamos «gota a gota» nacieron en Colombia a finales de los años noventa, se han expandido a otros países como México, Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador, Honduras, Perú, Chile y Venezuela que son gestionados por criminales locales.
Luego de la toma de algunas cárceles en el país, este delito se fue fortaleciendo en varias zonas y funcionarios de seguridad presumen que se trate de delincuentes que estaban detenidos en estos penales, debido a que ellos aplicaban un «gota a gota» dentro de los recintos penitenciarios.
Además, medios de la ciudad de Caracas resaltaron que funcionarios del Cicpc presumían que esta actividad estaba bajo la presencia de criminales de cárceles como Tocorón, debido a que una vez salieron huyendo para evitar ser atrapados, se quedaron sin dinero para cometer sus fechorías.
La fuente policial indicó que la mayoría de las personas que recurren a estos préstamos son pequeños comerciantes y emprendedores, debido a la falta de financiamiento bancario en el país.
Este modus operandi va en crecimiento y autoridades del Cicpc han estado en alerta para tratar de frenar la violencia que pudiese llegar a ser mortal, debido a las amenazas de los delincuentes.
En diciembre del año 2023, el Cicpc detectó un nuevo tipo de extorsión que ha estado sembrando el miedo. Inició en Petare, pero rápidamente se extendió por otras zonas de Caracas hasta convertirse en un pulpo, pues sus tentáculos están por varios estados del país.
Así fue como el «gota a gota» se estableció en la entidad larense. En una reciente investigación de InSight Crime, fundación dedicada al estudio de amenazas para la seguridad nacional y la ciudadana en América Latina y el Caribe, resaltó que la llegada de los préstamos «gota a gota» al país estaría relacionada con el éxodo de venezolanos que aprendieron el sistema cuando emigraron a Colombia.
En lo que va de año, al menos 25 personas han sido detenidas por estar involucradas en este delito, que va más allá de usura y se convierte en una extorsión, según han explicado los funcionarios del Cicpc.
Mientras que en el estado Lara han logrado capturar a unas 12 personas involucradas en este delito.