viernes, 22 noviembre 2024
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El diablo de la silverado huyó por 50 días de la justicia

Sequera / Reyes | LA PRENSA de Lara.-& ;50 días pasaron para que funcionarios del CICPC Lara dieran con el paradero de Pablo Silvino Sánchez Sivira alias «el diablo de la silverado» quien el 13 de julio cometió uno de los crímenes más atroces en Lara.

Sin piedad apuñaló y arrolló tres veces a su expareja Frarianny Quiroz, quien decidió abandonarlo por su pasado violento.& ;

Una vez cometido el crimen el hombre se dio a la fuga, sin embargo, tras 50 días de evasión a la justicia fue abatido por funcionarios del eje de homicidios del CICPC Lara en Mérida.

«El diablo de la silverado» pretendía refugiarse en Colombia, sin embargo su carrera por evadir la justicia solo alcanzó 460,5 kilómetros al ser ultimado en el sector Pie del Tiro el pasado domingo en la madrugada.

«El Diablo de la Silverado» previniendo una posible detención en su camino hacia la frontera colombo-venezolana, usaba peluca y ropas viejas muy anchas, «accesorios» que acompañaban la barba de «tres días» que se dejó crecer, así como los kilos que rebajó tras el crimen. También tenía varias cédulas montadas con distintas identidades.

Sánchez el 14 de agosto agarró sus maletas y se fue de Barquisimeto. Realizó su primera escala en Guanare, estado Portuguesa. Sus amigos cómplices hicieron sus contactos con otros miembros de la congregación para pedir el favor de alojar al «El Diablo de la Silverado», omitiendo su identidad para que no lo relacionaran con el atroz asesinato que cometió.

Luego de dos días y siguiendo el mismo «modus operandi» de la primera escala, el asesino Pablo Sánchez salió de tierras portugueseñas en un vehículo de uno de sus amigos cómplices, sin dejar de mantener informada a la familia de sus pasos.

La segunda escala del homicida fue en Barinas; pernoctando sólo una noche en casa de otro cristiano. En este estado llanero, «El Diablo de la Silverado», se montó en un autobús hacia el Terminal de Pasajeros de Mérida, ciudad a la que llegó el 17 de agosto.

Como sus anfitriones estaban al tanto que «El Diablo de la Silverado» buscaba escapar, en esos dos días contactaron a un grupo cristiano evangélico de Mérida para preguntarles si podían acogerlo.

En ese contacto, aseguran fuentes ligadas a la investigación, los hermanos del prófugo, le contaron a los merideños que él era cristiano y buscaba ofrecerle a Dios un ayuno por «unos días»; luego partiría. Los andinos, aparentemente, aceptaron la propuesta.

Llegando a Mérida se trasladó hasta el sector Pie del Tiro, parroquia Mariano Picón Salas, al norte de la ciudad andina. Un pastor cristiano evangélico de 74 años fue el encargado de alojar a Sánchez, en una casa blanca doble planta, que era sede de la iglesia que lideraba.

Hasta el sábado en la noche, Sánchez era considerado por los cristianos que iban con regularidad a la iglesia merideña, como un huésped «extraño», porque el supuesto ayuno que estaba realizando era muy largo, lo que generó suspicacia en tres los cristianos evangélicos.

Pero «El Diablo de la Silverado», tenía una segunda intención, además de esconderse: buscar recursos económicos para pasar la frontera. Ya en Barquisimeto había vendido sus propiedades a través de un amigo que lo ayudó y ese dinero se lo había consumido en su viaje hasta Los Andes.

 

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