viernes, 22 noviembre 2024
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Comisión abatió a “Alfredito El Pollo” en su concha

Gabriel Grisanti | LA PRENSA.- A Alfredo José Mendoza Suárez, de 28 años, quien fuera bautizado en su mundo delincuencial co­mo “Alfredito El Pollo”, le llegaron justo cuando dormía, en la vivienda donde se “enconchaba”, situada en la avenida principal del sector La Crespera, de la comuni­dad Agua Fría.

Funcionarios de la Base de Secuestro y Extorsión Lara del Cicpc, armaron su comisión e irrumpie­ron ayer, a las 6:00 am en esta localidad pertene­ciente a la parroquia Ya­cambú del municipio Andrés Eloy Blanco. Al despertarse brusca­mente, agarró su arma Smith & Wesson calibre .40, modelo 410 e intentó defenderse, pero los miembros del organismo de investigación criminal lograron herirlo.

Según una fuente poli­cial “Alfredito El Pollo” recibió dos disparos en el pecho. El delincuente, junto a sus compinches, venía siguiendo el legado que dejó Francisco Antonio Medina Sivira, alias “El Pollo”, cuya organización delictiva mantenía una agenda de terror en dife­rentes comunidades del municipios Jiménez. Se supo que “Alfredito El Pollo” estaba con uno de sus secuaces, alias “Manuelito”, cuando los hombres del Cicpc entra­ron a su concha.

Una fuente que pidió proteger su identidad, aseguró que él, durante la balacera que se produ­jo, buscó escapar en la zona alta del municipio Andrés Eloy Blanco. Sin embargo, funciona­rios de la Guardia Nacio­nal Bolivariana que anda­ban pendientes de la si­tuación, lo encontraron y éste, les hizo un aguaje de querer entregarse. En ese momento, fue dete­nido.

El abatido “Alfredito El Pollo” cargaba una cédu­la falsa, con el siguiente nombre: Brodery José Mendoza Liscano. Estaba residenciado en la comunidad La Ceiba, perteneciente a la parro­quia Coronel Mariano Peraza, del municipio Ji­ménez.  Entre los compinches suyos, figuran el “Ma­nuelito”, el “Ricky” y “Chuquita”.

Sus actividades más fuertes eran robo y hurto de vehículos y extorsión. Uno de los métodos que han aplicado para acorralar y atemorizar a sus víctimas, es enviarle una foto grupal con po­ses desafiantes, portando sus armas de fuego con sus respectivos cargado­res largos.

Si el extorsionado no accedía a sus peticiones, ellos los amenazaban con ir hasta sus casas o a cualquier sitio en el que se encontraran para ma­tarlos. El Cicpc Lara sigue tras la pista de otros aliados del abatido.

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