Jennifer Orozco | LA PRENSA DE LARA.- Cambiaron su domicilio, su aspecto físico, pero no su conducta. Una pareja de caroreños fue detenida en Casanare, Colombia, por un presunto hurto, pero cuando los agentes de Migración verificaron sus datos, estaban solicitados por un crimen cometido en Santa Rita del sur, Carora, municipio Torres, donde están señalados de darle muerte a un taxista de 60 años el 13 de abril de 2019.
Según reportaron medios de Aguazul, departamento de Casanare, Luis David Piña Yépez, alias «Polli» y su pareja sentimental Yolimar Karina Mendoza Fernández, estaban en la zona comercial de la población, cuando trataron de hurtar una moto y fueron pillados por la policía local. Estos se los llevaron detenidos en flagrancia, pero cuando supieron que eran venezolanos se vieron obligados a reportarlos ante la oficina del Grupo Especial Migratorio.
Luego de tener sus identificaciones, fueron registrados en el sistema, donde les arrojó una solicitud exactamente desde el Juzgado Segundo de extensión Carora, donde señalaban que esta pareja de jóvenes había dado muerte al taxista Pablo José Rivas (60) el 13 de abril de 2019 y que habían huido inmediatamente hacia el vecino país.
Piña y Mendoza fueron detenidos el sábado y deportados el domingo, siendo entregados en Apure (estado más próximo a Casanare), presumiendo que hoy puedan ser trasladados a Carora para que enfrenten la justicia. Estos dos habían cambiado su físico para no ser reconocidos bajando de peso, Piña se dejo crecer el cabello y tenía otro corte, mientras que Mendoza había teñido su cabello de diferentes colores.
El crimen
El 13 de abril de 2019, Piña y Mendoza llamaron a Pablo Rivas para que les hiciera «una carrerita» hasta Santa Rita del Sur. Allí se presume que la pareja le propinó un severo golpe en la cabeza y una puñalada al taxista para robarle sus pertenencias. Estos dejaron el cuerpo encerrado en la maletera del Optra azul que Rivas utilizaba como taxi.
Tres días después de que se había reportado el sexagenario como desaparecido, su cuerpo fue hallado descompuesto, por unos transeúntes que notaron el vehículo abandonado y el olor nauseabundo que salía de la maletera.
Allí detectives del Cicpc hicieron rastreo de teléfonos, llamadas cruzadas, hasta que dieron con la llamada de la pareja que solicitaba los servicios de Rivas, determinando que estos eran los presuntos asesinos. Los «petejotas» los fueron a buscar a su casa en el sector Lajas Azules casi un mes después del crimen, pero estos ya habían «pirado» hacia Colombia, según se pudo conocer con los vecinos. El caso quedó como «cerrado policialmente», porque estaban completamente reconocidos, pero prófugos de la justicia.
Los familiares de Rivas declararon entonces que el sexagenario no tenía la necesidad de trabajar, pero que después de que sus hijas le habían regalado el carro, él decidió hacer carreritas de vez en cuando para tener algún ingreso diario, sobre todo para sus peleas de gallo que le gustaban.