Anaís Mendoza | LA PRENSA.- “¡Ay, me mataron a mi muchachito, mi primer nieto, mi negrito!”, decía llorando la abuela de Willdims Honorio González Ramos (28). Recibió un disparo en la cabeza, cuando estaba sentado en una acera de la calle Amado Camejo, en Las Tunas, al norte de Barquisimeto.
Willdims formaba parte del Cuerpo de Bomberos de Iribarren, y estaba destacado en la Sección C, del grupo este. Sobre cómo lo asesinaron para su familia sobran las interrogantes. El funcionario estaba en su casa donde reside con su esposa en la calle Pepi Montes de Oca, en la vía principal de Las Tunas.
Willdims fue a llevar su bebé de cuatros meses a casa de su suegra para que estuviera con ella. Cuando eran las 10 de la mañana llegó a la casa ubicada en la calle Divina Pastora y le entregó a su pequeño.
Aproximadamente a las 10:15 comenzó a caminar por las calles y se sentó en la acera debajo de un árbol a tomar aire. “Él siempre caminaba por aquí, es que toda la familia vive por esta calle”, comentó una tía llorando.
Las calles estaban solas, y los rayos del sol alumbraban con fuerza. Así que la mayoría de los residentes estaban dentro de sus viviendas, todo se mantenía en tensa calma hasta que “pum, pum”, el sonido de varios tiros, rompió el silencio.
Los vecinos salieron para ver lo que pasaba, y encontraron el cuerpo de Willdims en la acera. La abuela de Willdims fue una de las primeras en asomarse, vio a su “negrito” muerto. Una tía se le tiró encima para ver si respiraba, pero ya Willdims estaba muerto, a la abuela le dio un ataque de crisis, desesperada, gritando le pedía a los vecinos que dijeran si vieron al asesino.
“Es increíble por Dios santo, nadie vio nada, nadie sabe quién me lo mató”, gritaba la mujer llena de sangre.
Bocarriba quedó el cuerpo del bombero, y encunetado sobre un hueco que había en la acera, un charco de sangre corría hacia un lado de la cabeza, sólo vestía un pantalón, estaba sin camisa.
Al parecer fue un hombre quien lo mató pues los residentes no escucharon motos ni una discusión . Se presume que el atacante lo persiguió y esperó a que se sentara para matarlo. El padre de Willdims, es teniente de los Bomberos de Iribarren. El señor de piel morena estaba muy confundido por la muerte de su muchacho, a pesar de que estaba sereno, no podía comprender porqué lo mataron.
El señor, quien no quiso dar su nombre, miraba el cuerpo de su hijo sin vida; no lloraba, sólo pedía que alguien le dijera si vieron al asesino. Explicó que el sueño de su hijo era ser bombero. “Siguió mis pasos, y el de mi padre, todos en la familia somos bomberos, mi hijo era un buen muchacho, muy tranquilo y respetuoso”, dijo el papá.