Jennifer Orozco | LA PRENSA.- Durante los seis primeros días de febrero han llegado a Polilara 60 denuncias de personas que dicen ser usuarios de transporte público para las rutas del norte, entre El Cují y Tamaca. Todas las acusaciones son por robo.
La víctimas cuentan que los hampones se suben a los Encava en un sitio y luego desvían a los ruteros para atracar en zonas bastante intrincadas.
Luis Salazar, técnico de celulares de 28 años, contó que estuvo al borde de la muerte la noche del lunes y que ahora siente el temor de volver a subirse a un autobús que vaya hacia Tamaca, aunque su casa queda allí.
El chamo contó que cerró su negocio en el centro a las 6:00 de la tarde y luego de tomar un ruta 12 que lo dejó en el Hospital se detuvo en la parada que está fuera del Hospital Pediátrico, en la avenida Andrés Bello, para esperar un ruta 17.
Iba hasta el techo de pasajeros, no entraba un alma. El ruta arrancó a las 8:00 de la noche. Algunos de los pasajeros se fueron bajando en la Ruezga y San Jacinto. Allí Luis se dio cuenta que dos chamos estaban sospechosos, se miraban mientras caminaban hacia el fondo del ruta.
Al estar en la entrada de El Jebe, el choro quien al parecer no pasaba de los 16 años, sacó tremendo “hierro”. “Era una pistola, como de policía”, asegura Luis, quien además declara que el malandro la puso en la cabeza del chofer mientras le gritaba “métete pal’ Jebe, calladito y colabora. Dale y yo te digo dónde parar”.
El conductor obedeció. Rodaron aproximadamente 25 minutos hasta un sector llamado La Laguna de El Jebe. Había mucho monte y estaba totalmente oscuro.
El chofer prendió las luces del interior de la buseta por órdenes del choro. El otro “tripón” que andaba con él, también sacó una pistola y se la puso en la frente a Luis. “Aquí todo el mundo me va a dar el efectivo, sobre todo tú, porque si no te quiebro aquí mismo con un disparo en la cabeza”.
Luis estaba temblando de pánico y como pudo abrió su bolso sacando el dinero en efectivo de tres días de trabajo que cargaba.
El malandro medio metió la mano en el bolso y también le sacó el celular. Cuando terminaron con Luis se fueron a atracar al resto de los pasajeros, aunque ya se habían lanzado de la unidad unos tres usuarios, huyendo por el monte.
Los dos chamitos se llevaron plata y celulares, incluyendo los del chofer de la ruta.
Cuando se bajaron, advirtieron a los pasajeros que no hicieran denuncias, porque si no todos los días iban a atracar a los ruteros del norte y a “matar choferes”.
La de Luis fue la denuncia número 59, luego de él llegó una señora a la policía contando que el choro no solo la robo, si no que “le metió mano” en el cuerpo, aprovechando el atraco.
Todos los denunciantes coinciden con puntos estratégicos, dando un perfil tanto de los malandros como del delito.
Cuentan que siempre son dos los que se suben. Dicen que son chamitos que no llegan a los 18 años. Muchos de ellos visten “tuki”. Uno de los choros siempre camina al fondo del autobús y otro se queda al frente, a pesar de subirse juntos.
Estos andan armados, con chopos, pistolas y revólveres. Suelen desviar a los ruteros hacia El Jebe, San Jacinto y Valles de Uribana.
Piden plata y celulares o comida si le ven las bolsas a la gente. Siempre se suben en la parada del Hospital.
Comentan que es después de las 3:00 de la tarde que se alborotan los choros en los rutas. Aprovechan cuando los autobuses están casi vacíos o que se ha bajado gente. Esta semana también hubo un caso en La Ruezga Norte, de un robo frustrado por la PNB.
Usuarios exigen seguridad. “Debe haber una alcabala permanente en la Andrés Bello y un policía fijo en la parada, así como operativos en El Jebe”.