LA PRENSA.- Después de tantas alharacas, la tortilla se les volteó. Ahora son los mototaxistas los atracados y plagiados por los pasajeros. Hasta les piden 4 mil bolívares de rescate por la unidad robada, de lo contrario la desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Cuando ven un pasajero que lleva consigo un bolso o morral, se ponen maliciosos. Saben por experiencia que puede ser un choro, que los despojará de sus pertenencias.
“Estamos pilas, pero a veces nos confundimos y caemos en la trampa”.
El perfil del asaltante incluye mala cara, nerviosismo y el uso de gorra. Sospechan hasta de las mujeres, que a juicio de los motorizados son muy peligrosas, porque siempre son utilizadas por sus parejas como carnada para asaltar al más tonto.
Por los lados de la autopista Florencio Jiménez se ubican varias cooperativas que movilizan pasajeros hasta por los lados de Pavia.
“Nos atracan a cualquier hora”, refiere Víctor Escalona.
De dos a tres motos son robadas a diario en esta zona de la ciudad. “No tenemos una varita mágica para desaparecer a los ladrones”, se lamenta Carlos Báez. Sospechan de todo el mundo, pero su trabajo consiste en llevar o traer a decenas de desconocidos. No existe manera de evitar el robo.
Los mototaxistas en su mayoría conocen la existencia de alarmas para la moto, pero el costo de 350 bolívares, no corresponde a lo ineficaz que resulta el aparato. Además, los malandros roban a los motorizados cuando se movilizan, casi nunca cuando están estacionados. “Mira nos pegan en cualquier parte y se llevan la moto. Nada puedes hacer con una 38 milímetros en la cabeza”. El tranca volante tampoco funciona. “Si te encañonan y te piden las llaves, tú se las das”. No importa si la unidad motora es nueva o vieja, siempre habrá un rescate que pagar y cobrar. La colocación de un transaiber es bueno, porque si se roban la moto, la pueden apagar. Pero tiene que ser bien lejos, de manera que el malandro no se regrese y les quite la vida, dice Nelson Salas.