LA PRENSA.- Un charco de sangre en un cerrito de tierra era el inicio del camino de sangre que atravesaba la vía del Caserío Cerro Blanco de Pavia. El rastro apuntaba hacia una zanja en la quebrada Los Morochos donde estaba casi escondida y poco visible, el cuerpo sin vida de una muchacha. La joven estaba encunetada en una especie de quebrada llana que no tenía más de 2 metros de profundidad.
Se podía apreciar gran parte de su rostro todo lleno de sangre, producto de las heridas que le hicieron con un objeto contundente hasta dejarla sin vida. A su alrededor había escombros, basura, matorrales y lo que medio sobresalía era su mano derecha en la que llevaba una pulsera tejida de color negro y fucsia. Un habitante de la zona relató que a las 5 am de ayer pasó por el lugar cuando iba a su trabajo y no vio nada; sin embargo, horas más tarde efectivos de la policía del estado Lara adscritos a la Comisaría de Pavia recibieron un reporte que advertía sobre el cuerpo de la joven que estaba muerta. A las 7 y 30 de la mañana de ayer, los policías se trasladaron al lugar para confirmar la escena del crimen.
Mientras tanto, los demás habitantes de la zona iban llegando poco a poco. Unos llegaban a pie, otros en moto y hasta en camiones pasaban y se paraban a mirar. Los mirones veían el cadáver y de inmediato decían que no era de la zona, porque no la conocían. “No escuchamos nada”, expresaban personas que estaban en el lugar, pues la casa más cerca queda bastante retirada de la quebrada casi llegando al caserío Algarí, que queda a un kilómetro aproximadamente. La joven con edad aproximada entre 18 y 22 años, vestía un pantalón jeans de color blanco y franelilla azul oscura con rayitas blancas de los lados y medias de color gris. No tenía ningún tipo de identificación ni zapatos y el cabello de color castaño que estaba bastante lleno de sangre, lo tenía recogido con una cola.
Los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas también llegaron al lugar. Estos procedieron a realizar las experticias y levantar el cadáver para trasladarlo a la morgue del Hospital Central. Se presume que la joven fue llevada hasta esta zona desolada, donde la golpearon en la cabeza hasta asesinarla y posteriormente la arrastraron hasta la quebrada para que nadie la pudiera ver y fuese más difícil encontrarla. Habitantes del sector estaban consternados por lo que veían, pues esta zona por ser tan desolada y lejana, suele ser muy tranquila y nunca se había registrado un hecho violento.