Hace unas semanas se conoció la suspensión de operaciones del citybank en territorio venezolano. También, las petroleras Equinor (Statoil) de origen noruego y Total de origen francesa anunciaron la suspensión de su relación con Petróleos de Venezuela.
Como siempre, en esta columna, trataremos de contextualizar las implicaciones de estas decisiones y su impacto en la dinámica política, social y económica del país.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que este tipo de transnacionales buscan acuerdos a largo plazo – por lo menos a 20 años puesto que sus operaciones requieren de grandes inversiones y como toda empresa, buscaran recuperar el capital invertido lo más rápido posible y posteriormente generar ganancias para sostener sus negocios que son a escala global.
Desde la óptica anterior y tomando como referencia inicial la salida de la estatal petrolera noruega, hay un detalle que tiene que ver con la política y no es menos importante: Noruega, es el país que más esfuerzos ha hecho para intermediar en el conflicto venezolano, por ende, al sacar su principal empresa del territorio venezolano deja ver que no ve la posibilidad de resolución del conflicto venezolano en el corto ni en el mediano plazo.
En la geopolítica global, los actores se mueven sobre la base de intereses que puedan satisfacer las expectativas de los actores que ofrecen sostenibilidad a las coaliciones políticas y económicas que representan. Y según los voceros de las empresas mencionadas, las pérdidas para sus empresas por las inversiones hechas en Venezuela ascienden a 1300 millones de dólares.
Queda por ver, el impacto que tendrán estas decisiones en la producción de crudo venezolano y en el juego de poderes de las superpotencias en el conflicto venezolano.
Lo cierto del asunto, es que la actitud supremacista de los actores políticos venezolanos ha sido muy costosa para el país, cada uno desde la posición que tiene y los distintos niveles de responsabilidad atribuibles siguen llevando al país por el peor camino posible.
Es la política, con criterio democrático la que puede lograr que salgamos de esta situación, pero la política no se hace sola, la hace personas de carne y hueso. Así que indistintamente del lado de la historia que usted quiera estar mi estimado lector la recomendación es que empiece a reclamar lo que realmente necesitamos como país, apartándose de la «necesidad» de decirle a su «líder» que se imponga a su adversario y lo elimine de la escena.
En resumen, la política no es solo responsabilidad de los políticos, también usted y yo tenemos que ver con todo lo que ocurre y mientras sigamos haciendo comparsa de los intereses de los actores que quieren todo el poder para eliminar al otro, tenemos una cuota de responsabilidad en este desastre.
Que sea la política, la que podemos hacer en función de la nación, no solo de los intereses de permanencia absoluta en el poder o de ascenso al mismo para quedarse eternamente.