Se debe señalar que las personas que sufren de depresión no deben ser juzgadas y mucho menos ignoradas
LA PRENSA DE LARA.- No se puede dejar a un lado el tema del suicidio y mucho menos desvincular su aumento con la crisis en todos los ámbitos que se vive en Venezuela. Una situación sin precedentes y que ha llevado a formar parte de los disparadores para un aumento significativo del número de suicidios en nuestro país desde la pandemia de covid19.
El deterioro de la salud mental causada por agentes externos como la situación político-económico-social, conjuntamente con la dificultad para encontrar ayuda y tratar males como depresión y el manejo de las emociones, se han convertido en desencadenantes que pueden llevar a un individuo a cometer suicidio.
Las condiciones de vida extremadamente difíciles para muchos ciudadanos, generada por la caída vertiginosa del poder adquisitivo, los problemas relacionados con los servicios básicos como la electricidad y el agua, y la imposibilidad de poder comprar productos de primera necesidad y de medicamentos y la migración forzada, contribuyen a un constante estrés que afecta negativamente la salud mental y física de la población, aumentando el sentimiento de desamparo y desesperanza, factores fundamentales en el aumento de casos de suicidio.
En el ámbito político, la inestabilidad y la polarización han generado tensiones adicionales en la sociedad venezolana. La falta de consenso y la incertidumbre sobre el futuro del país han aumentado la ansiedad y la angustia entre la ciudadanía. La sensación de falta de control sobre nuestro propio destino, combinada con la percepción de un futuro incierto, contribuye a nuestra vulnerabilidad mental y emocional.
La vulnerabilidad de una persona depresiva más un sistema político-económico totalmente caótico, donde le es difícil conseguir ayuda, o incluso el apoyo de las personas cercanas, ya que estas deben lidiar con sus propios problemas, los deja ante el panorama desolador que los rodea, encontrando en el suicidio un «escape» sin retorno.
Se debe señalar que las personas que sufren de depresión no deben ser juzgadas y mucho menos ignoradas, debido a que sufren patologías complejas con respuestas impredecibles que podrían conllevar a un suicidio.
Desde un ámbito personal, he tenido la experiencia de vivir la depresión en carne propia, dejando un sabor amargo en una etapa importante de mi vida a la cual no quiero regresar.
Aunque en ningún momento pasó por mi mente atentar contra mi vida, puedo entender la agonía de una persona deprimida, donde cada amanecer, luego de una noche de insomnio, se convierte en un peso en el pecho que no te deja levantar de la cama, pon terror de vivir un día más sintiendo ese peso constante y sin poder ver una alternativa. Solo puedo agregar que no es nada fácil superarlo, pero hubo tres cosas que me ayudaron: conocer cómo funciona la depresión en mi mente y cuerpo, aferrarme a Dios y, por último, ser intencional en mis acciones así no quisiera dar un paso.
Hemos podido ver casos de suicidio en nuestra ciudad, así como el resto de Venezuela, sin embargo, también es notorio el caso reciente de un funcionario que pudo frustrar el intento de un joven de quitarse la vida en unas famosas torres abandonadas al oeste de la ciudad. Una palabra correcta en el momento justo puede cambiar la vida de alguien.
Hago un llamado a las ONGs, las iglesias, psicólogos, psiquiatras, politólogos y sociólogos, para que podamos unirnos y equipar a las comunidades de las herramientas y conocimiento necesario para responder ante situaciones similares. Desde la fundación Mujer Tu Voz Tiene Poder, estamos a la disposición para brindar apoyo a personas o familiares que están viviendo casos de depresión.
«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece«. Filipenses 4:13
Escrito por: Emilin Piña Mogollón
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