LA PRENSA DE LARA.- Ucrania sigue en guerra mientras occidente presiona a Rusia para obligarle a un cese del conflicto. A varios días de iniciada la intervención rusa la solución a este problema luce incierto. La información cruzada y manipulada por Fake News sataniza sin objetividad ni reparo alguno al gobierno de Vladimir Putin (quien tiene una aquilatada y distinguida trayectoria política), y glorifica, encumbra y defiende al Presidente Volodimir Zelenski, un personaje sin experiencia política, comediante de la industria del entretenimiento, quien llegó al poder en 2019 montado sobre un torbellino mediático.
Ahora los defensores del gobierno de Ucrania no solamente prohíben el idioma ruso, lo cual es una exageración contracultural, sino también encubren la propaganda de extrema derecha y slogans ultranacionalistas como los utilizados hasta hace poco en las camisetas de la selección ucraniana de futbol, que luego de ser vistos en todo el mundo y ante las duras críticas de la UEFA fueron retirados para evitar mayores ruidos de corte nazi fascista. Pero sin duda, en medio de cuanto ocurre está el interés económico de los Estados Unidos, cuya espiral inflacionaria y su déficit comercial por el orden de los 108 mil millones de $, deslegitima la gestión del presidente Biden, quien promueve la guerra porque su país vive de la guerra.
Este gobierno auspicia una estrategia disfrazada de multilateralidad y cooperación, cuando en realidad su política exterior está reservada junto a sus aliados de la Unión Europea a voltear la discusión a su favor, manipulado a los gigantes tecnológicos del mundo y buscando causar el mayor daño posible a la economía de Rusia mediante acciones sectorizadas y de alto impacto como las prohibir hacer negocios con el Banco Central de Rusia y aislar a sus principales bancos del sistema de mensajería interbancaria SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones financieras Interbancarias Mundiales), así como la probable prohibición de acceder a todos los puertos y aeropuertos en diferentes países del mundo.
Ahora y para vergüenza del deporte mundial los intereses imperiales animaron a la FIFA para decretar una suspensión a las selecciones de futbol ruso en todas sus categorías y de cualquier evento internacional. Por esta vía se cancela a Rusia su posibilidad de seguir en las eliminatorias por un cupo para el Mundial de Qatar, país que sobornó el derecho a ser sede del próximo evento, generando un escándalo sin precedentes en la historia de este magno acontecimiento y mandó a la cárcel a directivos de la FIFA.
A todas luces la injerencia externa en un asunto que concierne solo a los gobiernos de dos países vecinos y en un espacio que en términos de la geopolítica mundial representa un espacio vital para Rusia, supone en primer término que la escalada de la tensión internacional no va disminuir hasta tanto se recuperen los niveles de confianza en una agenda de interés común. Hasta ahora la primera ronda negociaciones entre Rusia y Ucrania realizada en Bielorrusia, termina con un saludo a la bandera, sin conclusiones ni acuerdos posibles.
El trasfondo de todo esto es la hegemonía del dólar y el Euro, la posibilidad de crear nueva infraestructura financiera mundial, lesionar el poder estratégico de Rusia, sobre todo en materia de petróleo y gas, y el reacomodo hegemónico imperialista con vistas a crear un nuevo «orden mundial» liderado por los Estados Unidos, que tiene un récord de muerte en los 201 conflictos armados donde ha incursionado en operaciones genocidas durante los últimos 76 años.
A una semana de la operación de las fuerzas especiales rusas en Ucrania las cartas diplomáticas de la ONU y de la Unión Europea lucen desconcertadas. Reina la incertidumbre y la salida sigue condicionada por quienes instigan a la violencia trágica en nombre de la libertad y la democracia mientras ignoran el Derecho a la autodeterminación de los pueblos y pretenden borrar la memoria histórica colaborando con el capítulo negro de la insurgencia ucraniana. La próxima ronda de conversaciones en fecha por definir en la frontera entre Polonia y Bielorrusia podría abrir mejores opciones para el cese de este conflicto. Veremos.
Por: Hugo Cabezas
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