LA PRENSA DE LARA.– Este proceso pandémico que lleva ya algún tiempo, (debemos saber que se superará); lo discutible es: ¿qué lecciones aprendemos o no de el? No sólo el común, sino también aquellos y aquellas que tienen el poder para transformar las estructuras sociales, y este debate durará años, no puedo asumir cuantos, pero durará un gran tiempo, y más aún las transformaciones.& ;
Debemos tener en cuenta que la sociedad no solo reacciona ante el inicio y el desarrollo de una pandemia, sino también ante su final. La historia nos enseña, y la historia es muy sabia, que cuando acaba una crisis, un conflicto bélico, una recesión económica o una pandemia, por ejemplo, la sociedad responde con comportamientos extraordinarios no solo en atención a la frustración acumulada durante el tiempo que duran esos fenómenos que menciono, debo resaltar que ese tiempo pueden ser años, sino también nuestra sociedad responde por el ansia de ruptura, de júbilo, de alegría, de esperanza incluso de instaurar una nueva era.
Un incendio, (por ponerle un nombre) de las dimensiones de una pandemia provoca cambios incluso cuando se apaga; estas modificaciones a su vez se retroalimentan con situaciones sobrevenidas en el futuro (y que ahora podemos asumir que ignoramos) en una espiral que normalmente suele transformar la sociedad en múltiples aspectos, años después del inicio, y aun del final, de un acontecimiento traumático. A medio plazo cambian, por ejemplo, el papel de las religiones, las formas de ocio o los modelos de sexualidad; incluso la propia concepción de lo que vale la pena hacer en la vida. Tras un periodo de contención, riesgo y miedo, no es infrecuente que vengan unos «años locos», que transformen no solo las prácticas diarias, sino también arraigadas concepciones culturales.& ;
Tal vez gastemos más, nos sintamos inclinados a aumentar las interacciones, incluso se experimente cierto «desenfreno sexual», como ha vaticinado varias veces Nicholas Christakis, autor del libro La Flecha de Apolo: el impacto profundo y duradero del coronavirus en la forma en que vivimos (2020).
En ese sentido, debo resaltar que como seres humanos y además seres sociales estamos en la obligación de prestar atención a esos cambios y de transcribirlos, de estudiarlos, de debatirlos, para aportar nuestra particular visión, tan concreta como holística, tan comprensiva como desenmascaradora, en la que los grupos humanos aparezcan en primera línea, más allá de las estadísticas, los números, las abstracciones, y desde luego, más allá de cómo el poder intente asumirlo en la realidad imperante.& ;
A nosotros, y acá lo expreso de forma plural, nos corresponde como participes de la sociedad convencer a nuestro pueblo que la pandemia no es solo un fenómeno biológico, médico, sino esencialmente sociocultural con un relevante componente político, ideológico, ético; algo que no solo agita sistemas de salud y económicos a gran escala, sino que afecta a cada ser humano y a los diferentes grupos en que su vida transcurre cotidianamente.
Gracias por estar…
Por: Gilberto Barreto
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