LA PRENSA DE LARA.- Seguir el ejemplo de Jesús el Cristo, de Bolívar el libertador y de Hugo Chávez el líder eterno, en éste cambio de época, como calificamos este momento de transformación profunda y necesaria, en el marco de la situación planteada a nivel mundial, requiere superar los conflictos ocasionados por la irresponsable explotación del pueblo y los antivalores fomentados por el capitalismo en su versión extrema neoliberal, crisis ecológica, crisis alimentaria, crisis energética, exclusión social, exacerbación bélica. Debemos esforzarnos por generar, construir el modelo de sociedad que permita un reencuentro humano con las mejores tradiciones de las utopías históricas y con base en las experiencias vividas de las mejores iniciativas.
Desde América Latina y el Caribe y muy específicamente en nuestra República Bolivariana de Venezuela realizamos un gran esfuerzo como pueblo, resistiendo la embestida del enemigo de la humanidad en éstos tiempos, como lo es el Imperio norteamericano, confluyendo como uno solo, partidos socialistas revolucionarios, movimientos sociales, comunidades de diferentes motivaciones, tienden a recuperar la perspectiva de una construcción socialista adecuada a los enormes retos planteados en este siglo.
Estos diferentes matices en la construcción histórica, en un continente que ha sido receptor de diferentes corrientes culturales provenientes de Europa y África, durante la conquista y posteriormente de grandes corrientes migratorias proveniente de los conflictos mundiales de Occidente, unido a sus tradiciones culturales, ancestrales con una valoración especial a la comunidad y al cuidado de la madre tierra, parecen servir de un Crisol social histórico especialmente útil como para ofrecer un aporte constructivo para la humanidad en su conjunto.
De allí que se puedan encontrar en estas corrientes de cambio en la construcción socialista, visiones compartidas proveniente de los esfuerzos predominantemente de la inspiración marxista cómo la Cubana con tendencias humanistas e históricas integradora como la Bolivariana, con aportes de la tradición afrodescendientes y de visiones ecuménicas acogedoras como la impulsada por la teología de la liberación, inspiradora de amplios movimientos populares; con testimonios vitales ampliamente respetado por las diversas comunidades, en un marco de muchas sensibilidad humana, en medio de grandes explotaciones.
En este sentido, la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI que emerge desde América Latina, el Caribe y en nuestro caso de la República Bolivariana de Venezuela, lugar geográfico que cuenta con reservas importantísimas del mundo en biodiversidad, agua, energía, parece estar en condiciones de valorizar cada vez más y reforzar Su contenido ético. Pues es un momento en el cual ya no resulta suficiente plantearse una forma de revolución en el sentido de las efectuadas hasta ahora. El cambio de época requiere una toma de conciencia planetaria mucho mayor. En este sentido de compartir el mundo, la madre tierra, con sentido de acogida, tolerancia, inclusión, cuidado, con los seres vivos. Una construcción del socialismo con capacidad de incluir y valorar la diversidad cultural rechazando toda forma de hegemónico aplastamiento de una cultura hacia otra,& ;con el profundo respeto y valoración por las diferentes minorías en el marco de una dimensión de valoración por el diferente, por él o por la otra. Otra persona con cultura distinta, pero con quien pueda compartir con respeto y no solo tolerancia sino acogida. Un marco de referencia ética de cuidados de la casa común.& ;
La construcción Socialista así planteada requiere generar condiciones educativas formativas para que en cada ser humano germine su propia conciencia ética. Una conciencia que va más allá del cumplimiento de necesarias normas morales o legales, que sea capaz de trascenderlas para asumir una responsabilidad consciente de sus deberes como parte de la espiritualidad impulsadora del cambio necesario. Una corriente espiritual capaz de contribuir creativamente la construcción social qué va, por lo tanto, más allá de la obediencia a un manual o a una instrucción legal, que inicie la formación para crear ese hombre y esa mujer nueva planteado históricamente en el socialismo. Estamos es un proceso de transformación qué pasa por lo social, económico, político que transversaliza lo cultural, entendiendo por esto que existe una diferencia irreconciliable entre la cultura capitalista y la cultura que estamos empeñado en construir, la cultura socialista. En nuestro caso muy particular el Socialismo Bolivariano.& ; & ;& ;
Por: Carlos Peña& ;
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