LA PRENSA DE LARA.- Viene de la Parte IV de ¿Oclocracia o Ignorancia? continuación del análisis de la situación cafetera nacional, tomando como fuente un excelente artículo de Alirio Rangel Díaz, titulado:
«CAFÉ Y CIRCO». LE AGREGARÍA… ¡SIN PAN!
Y que fue publicado por el portal Visión Agropecuaria…& ;
… En la formulación del «Pan Especial Agrícola Nacional Vuelvan Caras«, bajo la responsabilidad del MAT, elaboro en el año 2005 las estimaciones del rendimiento de 6 quintales por Hectáreas y la superficie cultivada era de 193.000 hectáreas, el censo agrícola que determinó la existencia de 34.000 unidades de producción de café a nivel nacional, las proyecciones para este plan desarrollo fue de cinco años con el objeto de incrementar anualmente los rendimientos de 6 quintales del 2005 hasta el 2010 alcanzando un promedio de 17 quintales por hectáreas, la disponibilidad de los recursos se estimaron en 500 millones de dólares de inversión anual para alcanzar la metas, programas que consistían en la totalidad de la renovación de los cafetales, los créditos agrícolas, asistencia técnica, construcción de viviendas, mejoramiento de la vialidad, los resultados estadísticos de la metas objetivos de la altísima inversión económica nunca fueron publicados en la fecha establecida de su culminación en el año 2010.
Los antecedentes del sistema de producción de café en Venezuela, y las condiciones actuales del año 2022, mantiene la misma tendencia negativa de la disminución de la superficie cultivada de café. Los costos de producción para sustituir los cafetales viejos con nuevas variedades resistentes tienen una inversión de cuatro mil dólares por hectárea, para una densidad de cinco mil plantas por hectáreas, el manejo agronómico integral durante tres años hasta lograr las primeras bellotas de plantas jóvenes, el alto costo de inversión y la baja rentabilidad hace que los actuales caficultores estén imposibilitados financieramente de renovar sus cafetales, está razón de carácter económico determina que cada año se disminuye la superficie cultivada de café, los rendimientos actuales según las cifras oficiales estimadas por la FAO son de un promedio de 7 quintales por hectárea para Venezuela , son los rendimientos más bajos de las naciones suramericanas que cultivan el café.
Las unidades de producción de la caficultura nacional en un 90% son el modelo del conuco, un promedio de 5 hectáreas de superficie donde el agricultor dispone de tres hectáreas para el cultivo de café y dos hectáreas para su conuco donde siembra, cambures yuca raíces, aguacates cacao ,cítricos, caña de azúcar, piñas, carotas, maíz, potreros, el conuco le permite el sustento familiar junto con la cría de un decena de gallinas , tres marranos, dos vacas mestizas de ordeño para el suministro de leche, las condiciones sociales del agricultor de café son de la mayor pobreza , su esperanza está en obtener una buena cosecha de café y precios justos que le permitan complementar sus ingresos y necesidades, superando las mayores dificultades, las cosechas anuales de café su promedio apenas alcanza los 7 quintales por hectárea, el costo de producción a son 120 dólares y el quintal les fijan el precio en 140 dólares que son adquiridos por personeros de la comercialización, dejando una baja rentabilidad de apenas 20 dólares, la condición actual del sistema productivo de café continua en niveles de subsistencia.
El Circo para beneficiar a algunos
El Primer Encuentro Internacional de Cafés Especiales 2022 desnudó al gobierno nacional, al publicar cifras de producción falsas, registros de la producción de café nacional sin los soportes y criterios de las Ciencias Agrarias, Economía Agrícola, los registros estadísticos presentados cumplen con los criterios neoliberales de justificar la exportación de los remanentes de café, volúmenes de café que no pueden ser consumidos por la población venezolana que no dispone para comprar las necesidades del café con un salario de 27 dólares mensuales, salario o pensión que solo cubre el 10% de la canasta alimentaria que superó los 400 dólares… «
Por: Maximiliano Pérez& ;
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