William Croes | LA PRENSA.- Levantarse de la mesa y llamar nuevamente a la calle es la opción que tiene la MUD ante el incumplimiento del Gobierno de los cinco acuerdos alcanzados el pasado 11 de noviembre en las maratónicas sesiones de negociación promovidas por el Vaticano. Lo que hace unos días sonaba como descabellado ahora es apoyado por representantes de varias toldas que conforman la MUD que han reconocido, aunque algo tarde, que calle y diálogo era un binomio perfecto.
Ayer dirigentes nacionales y regionales que integran partidos del bloque democrático han reconocido errores como el haber abandonado la calle y desmovilizado a una masa de ciudadanos que respondió con creces los llamados de la MUD. A escasas horas para volver a verse las caras con representantes del oficialismo hay partidos como Acción Democrática que amenazan con levantarse de la mesa para sumarse al bloque de partidos que nunca apoyó esta iniciativa.
“Desmovilizar la calle, sin duda, tuvo un costo político muy grande a la MUD. Pero ahora suena pertinente que luego de que el Gobierno no haya cumplido con acuerdos tan vitales como la apertura de un canal humanitario y el nombramiento de dos rectores del CNE retomar la senda de la protesta ciudadana”, expresa Wilfredo Páez, politólogo y docente universitario.
Para Páez, la MUD entregó mucho en la mesa y recibió muy poco. Se puede decir que recibió sólo la liberación de ciertos presos políticos que ya tenían su boleta de excarcelación casi lista, lo que no representa un avance en la negociación, cuando se sacrificó el referendo revocatorio y otros puntos de honor como la desincorporación de los tres diputados de Amazonas.
“Un diálogo sin presión de calle no iba a generar una acción contundente por parte del Gobierno que encontró en sentarse a dialogar el milagro que buscaba para que no explotara la conflictividad social en el país”, expresa Páez, quien sostiene que no es tarde para que la MUD dé un golpe de timón y llame a la calle, pero no a marchas tibias, sino debe tener una estrategia fijada para organizar acciones más efectivas en cada una de las regiones, porque erró en vender una marcha a Miraflores como la salida a todo el problema estructural que se hace cada vez más fuerte para los venezolanos.