En el Parque Nacional Kafue de Zambia, una de las áreas de conservación más grandes del mundo, la población de leopardos ha experimentado un notable aumento. Gracias al trabajo de conservación especializado en gatos monteses, la cifra de leopardos en este parque ha triplicado su número en los últimos años.
Este éxito es significativo, ya que el aumento de 2,9 leopardos por cada 100 kilómetros cuadrados pone de manifiesto los avances en la restauración de este ecosistema clave. A pesar de la densidad relativamente baja en comparación con otras especies, como los leones, la presencia de leopardos es vital para la salud general del ecosistema.
Con alrededor de 58.800 km², el Parque Nacional Kafue es dos veces y media más grande que el Parque Nacional Yellowstone en los Estados Unidos. Pero lo más impresionante es que el parque forma parte del Gran Ecosistema Kafue, una vasta región de conservación que se extiende mucho más allá de los límites del parque, abarcando paisajes diversos que incluyen sabanas, bosques y pantanos.
Este mosaico de ecosistemas dentro de un área protegida tres veces más grande que el propio Kafue tiene un enorme potencial de recuperación, pero también enfrenta desafíos debido a décadas de maltrato y explotación.
El gran ecosistema Kafue y su valor ecológico
El Gran Ecosistema Kafue es un área de conservación única, con una extensión de aproximadamente 520.000 km², lo que lo convierte en uno de los paisajes protegidos más grandes del mundo.
Abarca partes de Zambia y se extiende por los países vecinos de Angola, Botsuana, Namibia y Zimbabue, formando parte del Área de Conservación Transfronteriza Kavango Zambezi (KAZA), el corredor de conservación terrestre más grande a nivel mundial. Este ecosistema no solo es crucial para la supervivencia de los leopardos, sino también para otras especies emblemáticas de la fauna africana, incluidos elefantes, leones y guepardos.
El Gran Ecosistema Kafue es tan extenso y valioso que posee un visado especial para los visitantes, permitiendo el cruce de fronteras entre los países involucrados de manera más fluida, similar a cómo los elefantes cruzan libremente las fronteras naturales. Esta área representa una de las mayores esperanzas para la conservación de los leopardos y otras especies en peligro, como el león, cuya población también ha disminuido drásticamente en muchas partes de África.
El rol de Panthera en la conservación de los leopardos
Una de las organizaciones clave en este esfuerzo de restauración es Panthera, una organización dedicada exclusivamente a la conservación de los felinos salvajes. A través de un enfoque integral que incluye investigación científica, monitoreo de poblaciones y proyectos de prevención de la caza furtiva, Panthera ha logrado no solo detener la disminución de la población de leones en el parque, sino también triplicar la cantidad de leopardos en la región.
Un componente esencial del trabajo de Panthera en Kafue es el uso de cámaras trampa, una herramienta crucial para monitorear la población de leopardos. Estas cámaras no solo permiten contar el número de individuos, sino también estudiar su comportamiento y patrones de movimiento, lo que es esencial para la gestión del hábitat y la planificación de futuras acciones de conservación. Además, la instalación de cámaras trampa ha demostrado ser más eficaz en el caso de los leopardos debido a su amplia distribución y territorios fijos, lo que facilita su monitoreo.
En adición, Panthera ha implementado patrullas anti-caza furtiva más inteligentes y estrategias innovadoras, como el etiquetado GPS de buitres de lomo blanco. Estos buitres actúan como un sistema de alerta temprana, indicando la posible presencia de cazadores furtivos en la zona, lo que permite a las autoridades intervenir rápidamente y proteger tanto a los leopardos como a otras especies de felinos.
Uno de los logros más destacados de Panthera ha sido su programa “Furs for Life”, que ha permitido reducir significativamente la caza furtiva de leopardos. Este programa trabaja con comunidades locales, especialmente con grupos indígenas que tradicionalmente utilizan las pieles de leopardo en sus rituales, ofreciéndoles alternativas sintéticas que cumplen la misma función cultural, pero sin dañar a los felinos. Según los informes, no ha habido casos de caza furtiva de leopardos en la región desde la implementación de este programa.
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Fuente Infobae