William Croes | La Prensa-. Un índice inflacionario que se aproximará más a los cuatro dígitos y un desabastecimiento que roza 85% ennegrece aún más el panoramapara el segundo semestre del 2016. Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, que se describe como un hombre optimista y esperanzado, descarta cualquier luz al final del túnel entre julio y diciembre como lo ha venido anunciando el ministro Miguel Pérez Abad y recientemente el propio presidente Nicolás Maduro.
León considera que la crisis que atraviesa el país viene dada por la “primitivización del modelo económico”, lo cataloga como una copia al carbón de los sistemas adoptados por países comunistas como: Rusia, China y Cuba, que aún lo padecen. Un golpe brusco de timón en el sistema pudiera hacer que Venezuela navegue en un mar más calmado, pero no en estos seis meses que le restan al año.
“La crisis es un cúmulo de factores, pero uno que lo marca es la inflación implícita, esa que se da por el consumo de productos del mercado negro, esa actualmente es de 700% y tiene tendencia en ascender”, expresa el presidente de Datanálisis, quien fue el invitado especial en la conferencia anual de la empresa Tealca.
Datos que maneja su empresa de consulta indican que 80% de las familias adquieren uno o más productos de primera necesidad en el mercado negro, mejor conocido como revendidos o bachaqueados. El aumento en los precios de estos productos se debe al
marcado desabastecimiento que ronda 83%. Es la dificultad de conseguirlos hasta para la reventa lo que ha incrementado los precios de una manera exorbitante.
Otro factor que ha disparado el espiral inflacionario es la liberación de los precios de ciertos productos que hasta hace poco no se encontraban en los anaqueles porque su precio estaba muy por debajo. “No es sano en ninguna economía que se destine 50% del presupuesto familiar o un poco más para cubrir los gastos de alimentación”.
Se arrima la culpa
León expresa que los CLAP no es más que una nueva manera de bachaqueo empleando el chantaje en las personas por una bolsa de comida. Sin embargo, lo cataloga como una mala jugada del Gobierno. “Al asumir la distribución se han acercado la culpa del desabastecimiento, ya no servirá la excusa de señalar a la empresa privada o atribuir la carga a la guerra económica a sectores empresariales”.