Jennifer Orozco | LA PRENSA.- Acostados sobre cartones que ponen en la aceras manchadas y sucias, está el 90% de los familiares de enfermos recluidos en el Hospital Central Antonio María Pineda. Dicen que aunque les recomiendan la sala de espera, prefieren pasar roncha afuera para estar más cerca de sus parientes.
Juana Ramírez tiene a su hijo hospitalizado desde hace tres días en la emergencia por una herida de bala. Buscó par de cajas de cartón y ha pasado las 72 horas en un pedacito de acera a unos 10 metros de la puerta de la sala de emergencia.
«Aquí he dormido, me arropo con una toalla. También comí y esta mañana hasta me cepillé los dientes. No me muevo de aquí porque si me llaman estoy más cerca. La sala de espera me queda lejos, si mi hijo me necesita tendría que correr y no quiero eso», cuenta.
Juana declaró que ya la han llamado tres veces para comprar medicamentos. ‘Si me muevo hasta esa sala de espera y a mi hijo le pasa algo no me lo perdonaría‘, dice.
Así como Juana, la mayoría de familiares, que en un 80% son mujeres, hacen prácticamente un rancho fuera de la emergencia para velar por sus enfermos.
No les importa dormir incómodos ni bajo la lluvia. ‘Si llueve nos mojamos‘ dicen tres mujeres entre risas, las mismas que se tapan del sol con sábanas y a cuyas espaldas se ven bolsas de comida y ropa colgando de las rejas de la plaza frente a la maternidad.
A todo dar
Al entrar a la sala de espera, solo hay unas 20 personas mirando la pantalla donde se hacen los llamados con el nombre del paciente.
Allí tienen un centro de comunicaciones, venta de chucherías y un piso superior lleno de sillas reclinables para dormir.
Hay baños de dama y caballero, limpios y con olor agradable. El personal de limpieza está allí hasta las 5:00 pm y de vez en cuando un polilara hace una ronda para velar por la seguridad de los que esperan. Pero ninguna de estas cómodas condiciones hacen que los familiares utilicen el espacio.
«Se va a familia por familia tratando de convencerlos pero es inútil. Prefieren pasar roncha afuera, durmiendo y comiendo a la intemperie» declara el encargado de la sala de espera del Hospital.