Osman Rojas | LA PRENSA.- Una enfermedad crónica sufren las áreas de diálisis que hacen vida en el estado. Desde que arrancó el año los servicios especializados en la región han lidiado con problemas que limitan su operatividad en un 50%. Equipos médicos dañados, fallas en la distribución de insumos y escasez de reactivos condena a los pacientes renales en la región.
“Lara es uno de los estados que más ha sufrido por el abandono de las autoridades sanitarias. Hasta la fecha la entidad registra un total de 2 mil 306 pacientes que, lejos de ser atendidos, viven en una constante zozobra”, reclama Juan Vicente Parra, representante de la
Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida).
El vocero se mostró especialmente preocupado por la progresiva paralización de máquinas en los centros larenses y pidió a las autoridades nacionales tomar cartas en el asunto. “Hay pacientes que pierden sus turnos en diálisis porque las máquinas están full. El Ministerio de Salud ha olvidado a estos enfermos y eso no lo podemos permitir”, cuestiona.
Uno de los enfermos que ha sufrido en carne propia la inoperatividad de los servicios es el señor Carlos Padilla. El hombre, paciente renal desde hace más de cinco años, se vio obliga a suspender el pasado mes de abril sus tratamientos sanguíneos porque la unidad de diálisis La Pastora no tenía cupo.
“En tres oportunidades me regresé a la casa sin la aplicación de tratamiento”, comenta Padilla.El drama para los pacientes renales no es nuevo. En el año 2015 organizaciones no gubernamentales empezaron a reclamar por los retrasos que había en el Seguro Social a la hora de entregar medicamentos.
“Cuando centralizaron la entrega de fármacos los enfermos empezaron a sufrir”, recuerda Parra. Las denuncias que para entonces realizaron las organizaciones no surtieron efecto. Las protestas siguieron en el 2016 y en el 2017, pero alcanzaron su punto álgido en febrero del año 2018 cuando 32 unidades de diálisis a nivel nacional cerraron sus puertas de forma temporal porque no había material para dializar a los enfermos.
“Las siete áreas que hacen vida en el estado se pararon y los hospitales colapsaron. Siete personas murieron en Lara”, rememora Jackeline Pérez, presidenta de Asociación Venezolana para el Deporte y la Salud de los Trasplantados y en Situación de Trasplante (Avedestras).
Problema nacional
Lara no es el único estado afectado por las irregularidades en cuanto a la distribución de insumos para dializar. A nivel nacional 13 entidades han reportado cierre de servicios.
Según la Encuesta Nacional de Hospitales, presentada recientemente por la Asamblea Nacional y la ONG Médicos por la Salud, el 79% de los centros renales a nivel nacional ha cerrado, al menos en una oportunidad, por la falta de insumos. “Los enfermos están siendo condenados a morir”, dice Alberto Suárez, representante de la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Teji
dos y Células.
Lo que más preocupa a los médicos y pacientes en el país es la mala planificación que existe para contrarrestar esta situación. Luis López, ministro de Salud aseguró, por medio de su cuenta en Twitter (@LuisLopezPSUV) que al país habían llegado 15 mil 96 filtros para dializar; sin embargo, según las estadísticas a nivel nacional, en Venezuela hay casi 16 mil pacientes en espera de sus tratamientos lo que significa que al menos mil enfermos en el país quedarán sin filtros para dializarse.