viernes, 22 noviembre 2024
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Aprovechan paro para hacer colas

Isabella Delgado | LA PRENSA.- Abastos y estanterías de gas doméstico del oeste y Cabudare se vieron re­pletos de compradores durante la mañana de ayer, pese al llamado a paro cívico nacional con­vocado por la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

De las entradas de los comercios surgían las largas y acostumbradas colas de ciudadanos de­sesperados por comprar productos de primera ne­cesidad. Cuerpos contra cuerpos, en fila india, en­tre el tumulto, como siempre.

A las afueras del abasto Central Madeirense, del centro comercial El Re­creo estaba Yohana Var­gas, una compradora re­currente. Se fue a hacer cola, aunque hubiese preferido quedarse en su casa en acato al paro.

“Uno sale por la necesi­dad. Los hijos de uno tie­nen que comer y uno tie­ne que hacer estos sacri­ficios por ellos”, dijo con su bebé de 7 meses a cuestas de su menudo cuerpo.

“De verdad salí porque no tenía nada en la casa. Duré dos horas para agarrar carro y po­der venir, porque los ra­piditos de por mi casa sí se pararon. Lo bueno es que por lo menos van a vender azúcar, pasta y arroz”, acotó la habitante de Cordero, parroquia Tamaca.

En la misma cola, a unos 20 compradores de distancia, con cara de cansancio, estaba Reina Delgado, quien aprove­chó la “luz verde” que le dio la empresa en la que labora de asistir o no ayer. Otros cuatro con­sultados también asegu­raron que aprovecharon el permiso laboral de protesta para irse a los comercios, por lo menos en horas de la mañana.

Otros abastos que traba­jaron con regularidad y con la misma afluencia de clientes fue el Central Madeirense del Centro Comercial Las Trinitarias, el de Valle Hondo y Farmatodo de la avenida Libertador, cuya entrada estuvo custodiada por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

El mismo panorama se vio en las ferias de víveres y hortalizas de Cecosesola. En la sede de Las Trinitarias la venta inició de madrugada y a las afueras se apostaron todos los vendedores informales de la zona.

Deivis Figueroa, trabajador de la feria de Barrio Unión, aseguró que la venta fue regular, pero no se vio la larga y conflictiva cola a las afueras gracias al sistema de venta con tarjeta inteligente. “Se atendió a la misma cantidad de gente de siempre. Nunca dejaron de entrar”, aseguró en horas del mediodía.

A juicio de Yennileth Vargas, otra de las consultadas, la gente sí aprovechó para comprar, pero no hubo la afluencia de siempre. Saca la conclusión tras entrar a las 9:00 de la mañana sin problemas y, aunque hizo cola en el interior, salió con sus bolsas antes del mediodía. Muy rápido, asegura.

En la cola para comprar gas doméstico en la Casa del Proletariado, a media cuadra de la Libertador con calle 40, al menos 200 habitantes del centro y oeste amanecieron para tratar de obtener una bombona llena. La línea de espera recorría dos cuadras, pero avanzaba rápido.

Uno quiera o no tiene que salir de la casa. Yo por lo menos no tenía nada de nada. Salí a hacer cola aunque me dijeron que podía ser peligroso. Pero más peligroso es estar sin nada”, comentó Tita Rodríguez en la cola. La necesidad no tiene descanso para ella, ni para los demás consultados.

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