domingo, 19 enero 2025
domingo, 19 enero 2025

Ante la peladera venden hasta el alma

Osman Rojas | LA PRENSA.- A las 12:41 del mediodía Marcela Duarte tomó su teléfono celular. Abrió la aplicación de WhatsApp en su móvil y difundió un mensaje desgarrador para su corazón. “Vendo anillos de oro 10 kilates. Interesados escribir al privado”, rezaba el escue­to comunicado con el que la mujer ponía en el mer­cado sus aros matrimoniales.

Cinco minutos después de aquel mensaje un amigo le escribe para comprarlos. La mujer lo­gra su objetivo pero los 25 millones que le depo­sitan en su cuenta no ali­vian su pena. “Apenas re­cibí la confirmación de la transferencia me eché a llorar. Era mi recuerdo más preciado, pero tuve que venderlos. Cuando pasé la cadena eran las 12:41 del mediodía y a esa hora ni mi esposo ni yo habíamos comido”, cuenta.

Con el dinero la mujer salió y compró comida. Pasta, arroz, harina, ver­duras y granos consu­mieron gran parte del di­nero. “Lo más triste es que esa plata no alcanza para nada. Compramos comida para una semana y después andábamos viendo qué otra cosa se vendía para matar el hambre”, suelta.

La historia de Duarte es triste, pero frecuente en la ciudad y es que, la cri­sis económica que atra­viesa el país hace que las personas salgan de sus objetos más queridos pa­ra resolver el tema de la alimentación. Muebles, objetos antiguos hereda­dos a través del tiempo, coches o cunas de bebé y hasta cama son comer­cializadas por las perso­nas en la entidad.Manuel Salazar, profe­sor jubilado, ha sufrido en carne propia lo que es vender sus objetos de va­lor sentimental para po­der mantenerse. En la es­quina de la carrera 18 con calle 27 el hombre estira una sabana y colo­ca sobre ella libros, artí­culos de cocina y ropa de bebé.

«Mi pasado está aquí. El que compre estas cosas se lleva parte de mí”, dice el hombre. Salazar expli­ca que los libros que co­mercializa fueron usados por él en su época de uni­versitario. Las ollas que son exhibidas son heren­cias de su madre que murió hace 5 años y la ro­pita es de su hija, una jo­ven que el venidero mes de junio cumplirá 15 años.

“Hace un mes empecé a vender lo que tengo guardado en la casa y le he sacado provecho. Hay días en los que no tene­mos nada qué comer y con la venta de estas co­sas se sacan para com­prar al menos un kilo de yuca”.

En las calles del centro de Barquisimeto es don­de más se evidencia este fenómeno, pues en cada rincón, hay personas vendiendo sus cosas. La mayoría de estos comer­ciantes son personas de­sempleadas.

Noticias relacionadas

No te pierdas

Divina Pastora sale en procesión por las calles de Madrid España

La fe mariana volvió a inundar las calles de Madrid este 18 de enero con la celebración de la tercera procesión de la Divina Pastora. Miles de devotos, en su mayoría venezolanos radicados en la capital española, acompañaron con fervor la imagen de la Virgen de Barquisimeto en un recorrido que partió desde la iglesia de Santa Bárbara y culminó en la iglesia de San Juan de la Cruz.

Redes sociales