Isabella Delgado | LA PRENSA.- “El susto que nos dejó esas lluvias es muy grande. No he podido ni comer. No me pasa nada”. Han pasado casi 24 horas desde que Yajaira Rodríguez tuvo que salir corriendo de su rancho en Santo Domingo, pero los nervios aún no se van. Están intactos. Piensa en las horas de terror que vivió junto a las otras 12 familias que quedaron damnificadas tras las lluvias del miércoles y la angustia contrataca.
Respira profundo antes de hablar desde el comedor de la escuela de Santo Domingo, donde durmieron anoche (miércoles) todos los damnificados. Tiene razones de sobra para seguir asustada. A su bebé de 4 meses casi se la lleva el río de agua y barro espeso que cayó desde la avenida Ribereña. “Perdimos todo, pero por lo menos mi bebé está bien. Cuando bajó ese aguacero mi esposo salió corriendo con ella en brazos, pero pisó una piedra y se cayó y lo arrastró el agua. Logró levantarla y unos vecinos la atajaron”, dice seria mientras abraza con fuerza a su niña.
De acuerdo al reporte del Cuerpo de Bomberos de Iribarren, la parte alta de Santo Domingo es uno de los siete sectores que resultaron anegados por las lluvias del miércoles. Entre ellos, también está Sabana Grande, Las Casitas, La Pastora y el kilómetro 12 de la avenida Florencio Jiménez. Tres árboles se derrumbaron y tres quebradas se desbordaron.
Para los demás afectados consultados, la calma prometida luego de la tormenta tampoco ha llegado. En el caserío El Oreganal, ubicado a tres kilómetros de la vía a Río Claro, reina la preocupación de un nuevo aguacero, pues a dos familias se les vino abajo sus casas de abobe y otras 10 resultaron anegadas.
“¡Ah mundo!, tanto que me había costado hacer mi casita de adobe”, comentó Yurima Parra, de 21 años, quien tuvo que salir corriendo junto a su esposo Freddy Silva y su bebé de un año cuando escuchó el crujido de las paredes que anunciaba el derrumbe.
Las 90 familias que habitan en El Oreganal también quedaron sin servicio de agua y luz. La lluvia causó derrumbes que trajeron al piso el tendido eléctrico; las tuberías de agua se partieron y quedaron expuestas luego que un torrente bajara por la inclinada vía de acceso.
Ayer al mediodía, los habitantes de El Oreganal y Bello Monte, comunidad contigua, estaban incomunicados. La única forma de acceso era un camino pedestre que estaba lleno de ramas y piedras.
Parecía más una quebrada sucia que una vía. En un tramo del kilómetro 1 del camino, el asfalto se partió como una galleta en múltiples puntos, como si hubiesen hecho presión de abajo hacia arriba.
La comunidad El Desecho también se mantuvo incomunicada durante la mañana de ayer. Funcionarios del Gobierno nacional y regional prometieron enviar maquinaria para abrir el paso de las tres comunidades.