Osman Rojas | LA PRENSA.- Dándose fletas en las noches para poder dormir y levantándose con la ayuda de su hijo mayor, Luisa Velazco pasa los días. La señora, una mujer de 72 años de edad, sufre de osteoporosis desde hace poco más de 20 años; sin embargo, ha sido en los últimos 6 meses que ha sentido cómo el dolor se ha intensificado.
“Por las noches me dan puyazos y en las mañanas los dolores, eso es lo malo de llegar a viejo”, dice con humor la señora, mientras espera a su hijo sentada en uno de los banquitos de la plaza San José. Velazco cuenta que desde que fue diagnosticada con osteoporosis ha tomado calcio, pero este año su tratamiento se ha visto interrumpido por momentos porque su hijo no lo ha encontrado en las farmacias.
“Cada vez que cobro la pensión aparto la plata para los remedios, pero a veces no se consiguen. Una amiga de mi hijo los busca en Colombia y me los trae, pero hace como dos meses que no viene”, lamenta Velazco, quien asegura que desde el mes de noviembre no toma el medicamento. La escasez de calcio en las farmacias responde a un tema de producción. Según contó Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, muy pocos laboratorios están abasteciendo las farmacias del país, situación que agudiza la escasez.
“No sólo son los pacientes renales los que sufren. Las personas de la tercera edad están viendo cómo disminuye su calidad de vida por culpa de la escasez”, dijo Ceballos en conversación telefónica con La Prensa. El equipo reporteril de este diario realizó un recorrido por 10 farmacias del estado. La visita sirvió para constatar que sólo una droguería (La San Ignacio, ubicada en el Sisal) tenía calcio en sus anaqueles.
“Nos llegó hace una semana, pero a un precio muy alto. Un frasco de Calcibón cuesta 2 mil 900 bolívares y ese es precio marcado”, contó una farmacéutica del establecimiento que prefirió no revelar su nombre. La trabajadora contó que antes de que llegara el pedido la farmacia tenía más de cuatro meses esperando por el medicamento.