sábado, 30 noviembre 2024
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Venezuela, oro negro en el subsuelo, pobreza en la superficie

LA PRENSA DE LARA | EFE.-& ;Se levantan con el alba, pero ya no para ir a los inactivos pozos de oro negro que rodean sus comunidades. Los hombres de los pueblos petroleros de Venezuela, que antaño extraían el crudo que hizo próspero al país y actualmente tanto se necesita por la crisis energética mundial, ahora tienen que sembrar, reparar bicicletas o cazar para poder alimentar a sus familias.

Son hombres del oriente venezolano que crecieron en los pueblos del noroeste de Monagas, estado parte de la Faja Petrolífera del Orinoco «Hugo Chávez», donde, según datos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la reserva asciende a 279.117 millones de barriles, muy por debajo de los 300.878 millones de 2016.

Pero la producción ya no alcanza para el sustento de los pueblos petroleros. Quienes viven en Punta de Mata o Santa Bárbara -en Monagas- padecen el declive de la industria, que pasó de producir un promedio de 3 millones de barriles diarios (bpd) a 788.000, en la actualidad, según cifras de febrero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

La inversión y el mantenimiento quedaron bajo mínimos, y las ganancias no son suficientes para generar el empleo y la riqueza de antaño, por lo que los ingresos reducidos van a parar, únicamente, a las arcas del Estado, según explicó a Efe el extrabajador petrolero y residente de la comunidad de Tejero Viejo -Santa Bárbara- Héctor Prieto.

«Tenemos más de 116 pozos que generan ingresos al Estado, que generan ingresos al municipio, que generan ingresos al país y por los que no tenemos ni siquiera ningún beneficio«, manifestó.

REINVENCIÓN

Prieto trabajó durante 12 años para una empresa china dedicada a la perforación de pozos, pero en 2018 «se acabó el trabajo» y todos los obreros fueron despedidos.

Entonces, no le quedó otra opción que dedicarse a la agricultura para poder garantizar el estudio de dos de sus cuatro hijos, pues es lo que puede costear en este momento.

«El señor presidente tiene todo en su casa, pero nosotros los pobres no tenemos nada. Yo me dediqué a la industria petrolera por más de 12 años y para qué… Con el sueldo (liquidación) que me dieron ni siquiera una muda de ropa a mi hijo (le compré)», aseveró Prieto mientras revisaba la siembra de yuca que tiene en un terreno prestado, y que representa su único sustento.

Como él, a todos los residentes de estas comunidades les tocó reinventarse a partir de 2005, cuando las perforadoras internacionales comenzaron a irse y la petrolera venezolana abandonó muchos de los yacimientos que daban trabajo a miles de personas.

AUTOEXPLOTACIÓN

Loany Villalba vive en Punta de Mata y, como la mayoría de sus pobladores, trabajó en campos petrolíferos de la zona con empresas extranjeras contratadas por Venezuela para la explotación del crudo.

Durante cinco años -entre el 2000 y el 2005- Villalba trabajó para una compañía estadounidense y sus ingresos eran tan estables que decidió deshacerse de su negocio de repuestos y regalar toda la mercancía, la misma que ahora no ha logrado recomprar para empezar de nuevo.

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