María Betania Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Julio del 2018 fue la fecha en la que Katherine González con 30 años de edad, tomó la decisión más grande y fuerte de su vida: salir del país en búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida. La crisis económica, el bajo salario y quedarse desempleada por más de seis meses fue el detonante para emprender su rumbo hacia Perú, país que desde aquella fecha la recibió.
A pesar de ser administradora egresada de la UCLA, siendo una de las universidades más importantes del país, las oportunidades de un empleo estable fueron pocas luego de quedar desempleada tras tener un cargo gerencial en la administración pública en el 2017. Fueron seis meses sin percibir ni un bolívar a pesar que los intentos de búsqueda de empleo fueron a diario.
Cada día que iba pasando se hacía más difícil para González, los ahorros se volvieron sal y agua al no contar con un trabajo, lo que hizo que poco a poco fuera vendiendo sus bienes para poder vivir unos meses, comprar los pasajes e irse a Perú con unos cuantos dólares y mantenerse mientras conseguía empleo. Su título de profesional no fue tomando en cuenta los primeros días, trabajó como vendedora de sim card, de teléfonos y hasta en un call center, hasta que logró ingresar en una empresa como asistente y hoy ya es la administradora.
González forma parte de esa estadística que registra la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que arroja que hasta finales del 2020 había 5,4 millones de refugiados y migrantes venezolanos en el mundo. El panorama de la hiperinflación, pocas oportunidades de vida y desarrollo hacen que en el país poco a poco el futuro se desmantele, afectando a los más jóvenes que huyen, lo que se traduce en que Venezuela se quede sin generación de relevo.
De acuerdo a expertos, dentro de la cifra de venezolanos, el grueso pertenece a la materia gris, es decir, son jóvenes y profesionales que salen en busca de una mejor calidad de vida. Jesús Casique, economista explicó que unos se van por aventura, es decir, a pasar necesidades y conseguir empleo, mientras que otros ya tienen un trabajo establecido.
Ingenieros, médicos, enfemeras, periodistas, docentes, y personal técnico en diversas áreas, son tan solo algunos de los profesionales que se han ido del país, algunos solo esperan terminar su carrera para poder emigrar, pero, también hay un grueso que abandona las aulas en buscar mejores rumbos que no les brinda la economía de Venezuela.
Según la Organización de los Estados Americanos (OEA) los venezolanos emigran por la crisis humanitaria, la situación económica, las violaciones de derechos humanos, la precariedad de los servicios básicos y la violencia generalizada.
José Monasterios, miembro de la Federación de Centros de Estudiantes (FCU) de la UCLA dijo que se desmantela el futuro del país lo que va a repercutir en las próximas generaciones «porque el desarrollo lo genera la educación al igual que el progreso», pero, eso no es prioridad para el Gobierno Nacional, hasta el punto que los jóvenes no se ven motivados en continuar sus estudios profesionales.
Para Carmen Sequea, sociólogo esta situación se traduce en que el país se va queda sin profesionales, hasta el punto que habrá puestos de empleos que quedarán vacíos «porque solo hay población que está en proceso de envejecimiento» y a largo plazo la población económica activa no los podrá sustituir porque están ocupando importantes vacantes en el exterior.
Diáspora sube
La pandemia no fue un impedimento para que la diáspora venezolana, muchos en medio de la desesperación, al no contar con un empleo, no soportaron las restricciones estrictas de la cuarentena social y siguieron migrando en su mayoría por pasos no legales, como «las trochas» en especial a Colombia.
Carlos Meléndez, sociólogo y directivo del Observatorio de Universidades (OBU) dijo que la juventud en medio de la frustración y las negativas expectativas no toma los estudios como una prioridad y hace que tomen la decisión de irse por mejores oportunidades. Agregó que para el 2018 según estudios del OBU el 32% de los estudiantes de Lara culminaba sus estudios para huir al exterior, pero en el 2019 esa cifra fue menor, solo un 29% pensaba en culminar su carrera.
Cifra de migrantes aumentará en 2021
Los flujos migratorios comienzan nuevamente a activarse, por lo que desde la Organización de los Estados Americanos (OEA) estiman que para el cierre del 2021 hayan emigrado unos 7 millones de venezolanos, lo que se traduce en que superaría la cantidad de migrantes que salieron de Siria.
David Smolansky, comisionado del secretario general de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, presentó un estudio y un resumen de las proyecciones que tienen para el 2021, en el cual afirma que la cifra pudiese alcanzar entre 6 y 7 millones de migrantes y refugiados venezolanos.
Smolansky expresó a través de un portal web que si el Gobierno de Maduro continúa y abre las fronteras en el primer trimestre del 2021 es probable que la cifra de migrantes y refugiados venezolanos se acerque más a los 7 millones «eso haría que oficialmente haya más refugiados venezolanos que refugiados sirios» pues en ese país los datos indican que hay 6.7 millones de personas fuera de Siria tras la crisis.
Según los datos de la OEA , la mayoría se ha ido a Colombia, donde viven más de 1 millón 700 mil venezolanos. Le sigue Perú, donde se registra un millón de personas y Chile con unos 457.000 de venezolanos. A esa cifra también se incluye EE.UU, donde viven más de 420.000 venezolanos.
«Ya el total de los migrantes y refugiados venezolanos supera la población de 70 países en el mundo», indicó Smolansky.
El comisionado expuso que de acuerdo a los testimonios obtenidos en entrevistas a migrantes, son cinco los motivos principales de los venezolanos para salir del país: la crisis humanitaria, la situación económica, las violaciones de los derechos humanos, la precariedad de los servicios básicos y la violencia generalizada.
Smolanky indicó que la pandemia de la covid seguirá siendo un reto en el 2021, por lo que expresó la necesidad de poder masificar la vacunación a los migrantes y refugiados venezolanos. La documentación también será un desafío, pues la OEA estima que un 50% de los venezolanos fuera de su país no tienen una documentación en regla.
Tres olas de migrantes
Desde el año 2005 suman tres oleadas migratorias, cada una se define de acuerdo a las características de la población. Hasta finales del 2020 hay unos 5,4 millones de refugiados y migrantes venezolanos en todo el mundo, según datos que maneja la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo a informaciones de un portal web, la primera oleada fue en el año 2005 en el gobierno de Hugo Chávez. Cuando se registraron los despidos masivos en el sector petrolero, los empresarios de distintas empresas tuvieron pánico tras nuevas políticas económicas, por lo que en la primera oleada se caracterizó por ser empresarios y personas de grandes capitales.
La segunda ola incluyó a la clase media, estudiantes y profesionales altamente calificados durante el 2010 y el 2015, pues iniciaron las expropiaciones y empezaron a escasear los bienes y servicios básicos.
La última ola comenzó en el 2017, pues comenzó un país empobrecido e inició la crisis humanitaria. Estiman que este 2021 exista una cuarta ola.
Una mano para los venezolanos
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), presentaron un Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes 2021 con el objetivo de reunir 1.440 millones de dólares para ayudar a los venezolanos en 17 países de la región.
A través de una entrevista en un portal web, Eduardo Stein representante de ACNUR dijo que con eso ayudarán en cuanto a protección e integración, además de salud y seguridad alimentaria y apoyo para la integración económica y social.
No ven una carrera como la prioridad
Estudiantes de las universidades optan por no continuar sus estudios porque no lo ven como una inversión, es decir, piensan que con una carrera no podrán tener mejores ingresos ni mucho menos una vida económicamente estable.
Carlos Meléndez, sociólogo y directivo del Observatorio de Universidades dijo que la situación afecta psicológicamente a los estudiantes «es un problema que afecta la mente ante la crisis económica» pues sienten frustración y no expectativas de vida.
Meléndez explicó que solamente el 34% de los universitarios se siente medianamente motivada a continuar con sus estudios, cifras de la encuesta Enobu 2020.