Ágatha Reyes | LA PRENSA DE LARA.- El país está a tan solo horas de enfrentar dos escenarios políticos que pondrán un punto de inicio a lo que sería el destino de la nación que se encuentra agobiada por la crisis económica y social. Por una lado unas elecciones parlamentarias cuestionadas por la oposición y parte de la comunidad internacional, mientras que la oposición lanza una Consulta Popular, que busca aumentar la presión al gobierno de Nicolás Maduro para que abandone el poder.
Elecciones parlamentarias sin garantías
Son 277 diputados que serán electos este 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias convocadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), es decir, 110 parlamentarios más que los electos durante los comicios del 2015, donde la oposición venezolana alcanzó la mayor representación.
La diferencia en el proceso de este 2020, es que aunque la jornada electoral está enmarcada en la Constitución de la República, ha estado plagada de irregularidades que han hecho que la comunidad internacional, la dirigencia opositora encabezada por Juan Guaidó y parte de la sociedad civil, las desconozcan por completo al considerar que no existen condiciones para un proceso justo y transparente, donde realmente el venezolano puede escoger a sus representantes en el parlamento.
Francisco Castro, coordinador nacional de la Asociación Civil Súmate, explica que lejos de ser una elección libre, justa e independiente, se ha convertido un proceso donde el gobierno de Nicolás Maduro crea una estructura a su favor violentando incluso la CRBV, la Ley de Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE), la Ley contra la Corrupción, además de un conjunto de leyes que regulan la campaña electoral.
«Desde el nombramiento de los rectores del CNE hasta el incumplimiento en al menos 10 oportunidades del calendario electoral, dejan ver que no es un proceso transparente» dice Castro.
Precisa que la irregularidad inicia al momento en que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) designa a los rectores del CNE sin tomar en cuenta el comité de postulaciones previamente instalado por la Asamblea Nacional, que es la única instancia con autoridad para nombrar las nuevas autoridades.
Adicional a esto, indica que el aumento en el número de cargos a elegir, sería otra irregularidad pues se registró un incremento del 67%, a pesar que el artículo 186 de la carta magna establece que la representación debe ser proporcional, según una base poblacional del 1,1 % de la población total del país.
«La Constitución establece que no se pueden modificar las normas 6 meses antes de la elección y eso ocurrió«, indicó Castro, quien además contabiliza como otra irregularidad lo que cataloga como «secuestro de tarjetas de partidos políticos», y es que el TSJ designó directivas Ad Hoc a cuatro organizaciones políticas: Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia, todas de oposición y sus directivas habían rechazado desde el inicio la convocatoria electoral.
Según el politólogo Germán Aponte, esta situación solo demuestra que el gobierno encabezado por Nicolás Maduro, busca mantenerse en el poder sin importar el cuestionamiento que hay de su mandato.
Considera que al materializarse las elecciones parlamentarias se termina de acabar la institucionalidad en el país, pues asegura que la actual gestión de la Asamblea Nacional, es la única reconocida a nivel internacional y electa bajo los parámetros establecidos en la Constitución.
«Luego del 6 de diciembre se mata la institución del voto para dirimir conflictos, la institución que es democrática pasa a ser subordinada al igual que el resto, lo que es lamentable, pues esto solo podría aumentar la crisis en que vivimos los venezolanos, pues al no haber un reconocimiento el margen de maniobra es menos holgado, es decir que siempre podremos estar peor» dice Aponte.
A su juicio, las elecciones convocadas para este domingo están muy alejadas a la realidad del país que busca cambios y mejoras en aspectos sociales, pues el ciudadano está cansado de vivir con fallas en el servicio de gas, agua y luz, además de tener que permanecer semanas en las colas de las estaciones de servicio para poder surtir de combustible sus vehículos.
«Desde el 1998 nos estamos jugando el futuro de Venezuela y cada vez vamos de mal en peor», dice Aponte.
Promesas
El oficialismo ha vendido los comicios parlamentarios como la vía para «acabar con la crisis económica». El presidente Nicolás Maduro ha asegurado en sus alocuciones que una vez los diputados tomen posesión del cargo el próximo 5 de enero de 2021, comenzarán a legislar para «fortalecer» el salario de los trabajadores públicos, sin embargo, este ha ido en un constante deterioro y ha sido pulverizado por el incremento desmedido del dólar paralelo, mientras que los empleados se las ingenian para sobrevivir con un salario integral no oficial de un millón 200 mil bolívares al mes.
Una consulta para lograr cambios
Como contraparte a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, la oposición encabezada por Juan Guaidó convocó una Consulta Popular del 7 al 12 de diciembre. Este mecanismo amparado en el artículo 70 de la Constitución busca reactivar la movilización que conlleve al aumento de la presión social al gobierno de Nicolás Maduro, para que abandone el poder.
Analistas políticos han señalado que pudiera ser un último intento de la oposición venezolana para enfrentar a un gobierno que busca legitimarse a toda costa, y que ha «movido» sus piezas para llamar a unas elecciones parlamentarias cuestionadas y sin la participación de la mayoría opositora, para garantizarse la victoria electoral.
El abogado y experto electoral, José Zaa, precisa que durante una semana, tiempo en que se estima dure la consulta, se «removerán los cimientos» del ciudadano que se encuentra agobiado por el deterioro de la calidad de vida.