Osman Rojas | LA PRENSA de Lara – Luego del 07 de marzo todo cambió en Venezuela. Desde el mismo momento en que se registró el primer apagón nacional las personas empezaron a ver cómo todas las actividades cotidianas eran limitadas por la crisis: el comunicarse con amigos y familiares fue uno de ellos.
De acuerdo a lo denunciado por las personas en esos días poder hablar con la gente que estaba en el extranjero era una misión casi imposible. Primero los dispositivos electrónicos carecían de carga, pues sin energía sólo en carros, computadoras o sitios con máquinas de generación se podía mantener la batería de los teléfonos, tablet o computadoras y segundo porque la señal telefónica y el internet desapareció.
Durante esos días era común ver a personas que, con teléfono en alto, intentaban enviar un mensaje. La gente que estaba fuera del país se desesperaba en los intentos de poder hacer llegar un mensaje a sus seres queridos, pues nada llegaba.
Esta calamidad comunicacional se sigue viviendo en la actualidad, pues hay comunidades que, al quedarse sin luz pierden la señal.