viernes, 22 noviembre 2024
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Seguridad alimentaria de Venezuela en alerta roja

Uzcátegui / Villanueva / Chacón | LA PRENSA DE LARA.- La severa crisis para adquirir gasoil está causando estragos en el campo y en la salud de los venezolanos. Mil 236 productores de Lara, Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas y Zulia, agotaron sus reservas de combustible y paralizaron sus tractores, dejando de transportar el 90% de las hortalizas, verduras, carne de bovino, cerdo, pollo, huevos y cereales que se consumen en Venezuela. Según alertó Antonio Escalona, presidente de la Unión Agrícola y Ganadera de los Andes (Unagandes).

Las consecuencias son inmediatas, ya la población está sufriendo un desabastecimiento de alimentos perecederos, exacerbando la emergencia humanitaria compleja. El 10% de los rubros que logran llegar a los anaqueles, mercados mayoristas o a cielo abierto de los estados, son encarecidos porque los agricultores y pecuarios adquieren el gasoil en el mercado negro, pagando por cada litro entre uno y cinco dólares.

Saúl López, presidente de La Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (SVIAA), proyecta que la situación podría empeorar, si en 10 días los estados Portuguesa, Guárico, Barinas y Cojedes no arrancan la siembra de maíz y arroz aprovechando las precipitaciones del ciclo de invierno. Época en que se produce la mayor cantidad de alimentos que consume el país, y que se cultivan de manera mecanizada. En junio los estados Anzoátegui y Monagas también deberían cultivar cereales y soya, pero las expectativas son nulas ante un gobierno que hasta ahora se ha negado a aplicar soluciones a la dantesca crisis.

«En el Eje Andino sólo envían un cisterna de gasoil de 38 mil litros cada 15 días, esto ha provocado que 50 millones de toneladas de hortalizas se hayan perdido por no poderla sacar para la venta. En Portuguesa 15 millones de toneladas de frijol chino se quedaron en el terreno, productores no pudieron aplicar los ciclos de fumigaciones necesarios para que se lograra la cosecha», puntualizó Escalona. Afirma que más que pérdidas millonarias para el sector agrario o la quiebra de las fincas, se trata del incremento de la desnutrición en la población venezolana.

En Táchira, uno de los estados de mayor producción de leche del país, se pierden mensualmente 150 mil litros, que representan el 35% de total de la producción, porque no existe combustible para transportarla hasta la agroindustria, ni cuentan con electricidad continua para refrigerarla. Productores tampoco pueden aplicar coagulante para fabricar quesos porque no tienen capacidad de almacenamiento. Isidro Uribe, presidente de la Asociación de Ganaderos del Norte en este estado andino, informó que en los últimos ocho meses, la producción de leche cayó de 550 mil litros a 300 mil en el último mes.

Aumenta el hambre

«Sólo hay comida para abastecer los requerimientos proteicos del 10% del país, es decir si en Venezuela hay 30 millones de habitantes, sólo tres millones aproximadamente podrían comer las proporciones adecuadas para no enfermarse», mencionó Antonio Escalona de Unagandes.

Rodrigo Agudo, presidente de la Red Agroalimentaria De Venezuela, indicó que si bien es cierto que hay un desabastecimiento de alimentos en todo el territorio nacional, este está disfrazado por la caída de la demanda. El venezolano tiene 41 meses viviendo la mayor hiperinflación del planeta y eso ha acabado con su poder adquisitivo, por tal razón el país se ubica en el quinto lugar del mundo con mayor inseguridad alimentaria.

El pasado 6 de mayo, fue publicado el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2021 de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que estableció que por encima de Venezuela en materia se inseguridad alimentaria están Siria, la República Popular del Congo, Sudán, naciones que a diferencia de Venezuela llevan años atravesando una guerra civil.

«La catástrofe alimentaria que está viviendo Venezuela no se está dando por una guerra civil, se da porque somos una sociedad secuestrada por las erradas políticas económicas del gobierno nacional que han desatado los niveles de pobreza y de hambre», exclamó Agudo. Apuntó que los ciudadanos han dejado de comprar las hortalizas por kilo y las adquieren por unidad. En la actualidad la población sólo consume el 25% de las proteínas que necesita.

«La dieta del venezolano se basa fundamentalmente en consumo de calorías por los productos que llegan en las cajas de alimentos CLAP que traen harina precocida y carbohidratos como pasta o arroz. El gobierno ha excluido de sus programas de asistencia social la proteínas como carnes rojas, pollo o huevos. Lo más grave es que estas cajas están llegando con retraso cada 60 días en promedio, y son el sustento de las familias más pobres», alegó.

Cereales en peligro

La siembra del ciclo de invierno que arranca en mayo y finaliza en noviembre, es considerada la más importante del país porque se cultiva arroz y maíz, alimentos que son la base de la dieta de los venezolanos. Con preocupación, Fernando Camino, expresidente de Fedeagro, informó que este año está proyectado que se cultiven 120 mil hectáreas de maíz, entre blanco para producir harina precocida y amarillo para producir alimentos para aves y cerdos. Pero en el último mes, productores del occidente del país tan sólo han podido preparar 12 mil hectáreas para la siembra.

Saúl López, presidente de La Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines, precisó que si el gobierno llegara a garantizar 349 mil litros de gasoil diariamente durante todo el ciclo de invierno, en el mejor de los casos se podrían cosechar un millón 100 mil toneladas de maíz este año. «Si el suministro de gasoil o diesel es solamente el 75% de lo que se requiere, la producción va caer a unos 550 mil toneladas de maíz, pero si el Ejecutivo sólo envía el 50% del combustible que se requieren se va a cosechar el 20% de lo que se proyecta», resaltó.

En cuanto a arroz, Fernando Camino indicó que las aspiraciones para este año es cultivar 60 mil hectáreas de arroz, para producir 300 mil toneladas. «Pero el sector está en completa incertidumbre porque no han podido aplicar los fertilizantes y herbicidas necesarios por falta de gasoil», comentó.

«La cantidad proyectada de maíz podría cubrir el requerimiento proteico de los venezolanos de tres meses. Si promediamos cómo ha caído la demanda por el bajo poder adquisitivo quizás la cantidad pueda alcanzar para cuatro meses. En cuanto arroz, casi 300 mil toneladas pueden alcanzar para satisfacer la demanda de dos meses», resaltó Saúl López.

Menos carne

Según la Unión Agrícola y Ganadera de los Andes (Unagandes), el consumo de carne bovina en Venezuela es tres kilos por persona al año. Esta demanda es mínima, incluso por debajo del de naciones más pobres como Ruanda en África, cuyo consumo son 9 kilos per cápita.

«Tenemos 10 millones de cabeza de ganado, pero esos animales no se han enviado a matadero por la escasez de gasoil. Los productores tampoco tienen cómo movilizar su personal a las fincas», comentó Antonio Escalona presidente de Unagandes. Informó que aunque la escasez de combustible ha sido la gota que rebasó el vaso para prender las alarmas en el sector agropecuario, la crisis lleva 15 años de caída libre de la producción.

«La producción la ha minimizado la escasez de insumos y su encarecimiento en el mercado nacional. No tenemos acceso a financiamientos a través de créditos bancarios lo que ha impedido adquirir a tiempo agroquímicos, semillas certificadas, medicamentos para los animales, repuestos o nueva maquinaria tecnológica para los trabajos del campo. A eso se le suma las invasiones de fincas, extorsión, abigeato (robo de ganado), la matraca de los funcionarios de seguridad en las alcabalas cuando se transporta alimentos y la competencia desleal que impulsa el gobierno venezolano al permitir la importación de alimentos o el ingreso de mercancía de contrabando», aseveró Escalona.

En cuanto al sector avícola, estados como Táchira registraron en diciembre de 2020 el cierre de 138 granjas productivas. Rafael Moreno, miembro de la Asociación Avícola de Táchira manifestó que al haber menos fuentes de producción, los precios de los huevos se han disparado en los primeros cuatro meses del año. «Los precios aumentan también por la dificultad de adquirir alimentos balanceados para los animales, que se consiguen en el centro del país o atravesando pasos fronterizos en Colombia. Muchos huevos vienen del vecino país», expresó.

Campo retrocede

La crisis económica y la escasez de combustible ha hecho que los agropecuarios vuelvan a las técnicas del siglo XX para producir alimentos. Isidro Uribe, presidente de la Asociación de Ganaderos del Norte en Táchira, apuntó que la pérdida del 35% de la leche que procesan en el estado andino, se debe a que dejaron de utilizar el ordeño mecanizado y ahora lo hacen manual. Ocho mil productores se vieron obligados a migrar al ordeño tradicional, pues utilizar máquinas de ordeño incrementa considerablemente los gastos de producción.

El problema arranca con el gasoil, pues para mantener una planta eléctrica en las unidades de producción cada uno requiere de siete litros de este carburante por hora, y en la única estación de servicio ubicada en la población de San Juan de Colón municipio Ayacucho, cada litro tiene un costo de mil 100 pesos colombianos (30 centavos de dólares) , mientras que en el mercado negro más de 2 mil pesos (50 centavos de dólar). «Nosotros pasamos hasta más de cinco horas sin energía eléctrica, lo que quiere decir que debemos hacer un gasto de más de 38 mil 500 pesos diarios (11 dólares), que de forma semanal se traducen en 269 mil 500 pesos (72 dólares) siendo significativo», denunció el representante gremial.

En Lara la producción cayó 90%

El estado Lara que es el primer productor de cebolla en el país, tan sólo produce el 12% de los alimentos que producía en 1990, según el coordinador regional agroalimentario del Plan País, Lorenzo Monasterios. Asegura que en los Valles de Quíbor, en Jiménez, Torres y Urdaneta se cultivaban hace tres décadas seis mil hectáreas de cebolla que abastecía el 90% del consumo nacional con 84 millones de tonelada. Afirma que este año tan sólo se han sembrado 300 hectáreas, y con una semilla de mala calidad que a duras penas generará unos cuatro millones de toneladas para abastecer el interior del país.

Puntualizó que el estado también es líder en la producción de plántulas, que es la que permite que en ciudades como Mérida, Táchira, Trujillo, los municipios Andrés Eloy Blanco y Urdaneta de Lara se cultiven hortalizas. «Cada dos meses en Jiménez se cultivaban cinco mil hectáreas de plántulas en el año 1990, pero esa producción ha caído en más de un 50% este año, la ha truncado la escasez de combustible que impide el transporte, y la crisis económica, porque las semillas de esas plántulas son importadas de países como Estados Unidos y Canadá», comentó.

Productores sin lograr acuerdos

Antonio Escalona, presidente de Unagandes, informó que aunque se han cansado de reclamarle al Gobierno un suministro adecuado de gasoil para garantizar la siembra de alimentos en Venezuela, ninguna solución han conseguido hasta ahora. Ve con preocupación que la crisis avanza y no de avizoren planes de contingencia para atender la inseguridad alimentaria.

«Nos hemos cansado en participar en la cantidad de censos que han manejado funcionarios militares en la Zona de Defensa Integral (ZODI), de cada estado desde que inició la pandemia, pero en nada ha servido. Cada vez que logramos reunirnos la respuesta es que PDVSA no está produciendo por la guerra económica. La realidad es que han destruido las refinerías y que sólo han priorizado la importación de gasolina porque pensaron que podían producir gasoil en el país y no han podido», manifestó.

Lamenta que ante propuestas hechas por el gremio de cañicultores de Venezuela, de importar gasoil vía terrestre desde Colombia, el ministro de Petróleo en el país, Tareck El Aissami, haya negado la propuesta del sector primario.

 

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