Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Las amenazas siguen latentes entre esa juventud curiosa con demasiada información, pero que necesita la debida orientación frente a las limitaciones académicas y la recuperación del lado humano desde la base de la sensibilidad. Representantes de la iglesia insisten en recordar la responsabilidad de la familia para formar verdaderos ciudadanos, nutridos desde lo espiritual, reforzados en valores, vocación de servicio y ansias de superación profesional para sumar voluntades por el desarrollo como nación.
Ese núcleo tan indispensable para la humanidad es concebido como la pequeña iglesia desde cada uno de los hogares. Lo definen como esa cátedra viva en afectos, comunicación, modales y valores que forjan al semillero, más allá de despachar a los hijos a los planteles educativos. Sin tales aportes se estaría frente a un cascarón vacío, por tratarse de un inmueble que protege de las altas y bajas temperaturas del ambiente. Dormir bajo un techo, distante a tal acompañamiento es enfrentarse a la ausencia de un hogar.
«La familia es la célula de la sociedad, esa pequeña iglesia donde los niños conocen de la fe«, cita la madre Catalina Raimundo, de la congregación Marta y María, como esa primera formación para ir creciendo en amor a Dios. Considera entre las amenazas que trascienden del impacto de la televisión e inicialmente se concentran en el excesivo daño que se pueden tener de las redes sociales, en función del abuso de información y sin la debida orientación a los hijos. Esto los dejaría en una especie de orfandad de capacitación, sueños y preparación para un proyecto de vida.
Insta a esas generaciones que pueden crecer desde la madurez, con voluntad de proyecciones hacia el futuro y hasta comprometerse en retribuir el esfuerzo en la crianza, con un mejor estilo de vida para sus padres. Pero el escenario puede ser contrario, cuando el descuido de progenitores termina subestimando esas nuevas generaciones y los condena a destinos inciertos, considerando que la mejor herencia se define en la preparación de un ser integral, carismático y con vocación de servicio.
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