Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- «Soy muy poco optimista con lo que puede ofrecer Maduro al sector económico venezolano y la razón es porque no tiene ni siquiera cómo mantener su propio aparato». Esa es la conclusión a la que llega Jorge Roig, expresidente de Fedecámaras, después del anuncio que hizo el mandatario nacional, asegurando que decretará un nuevo paquete de medidas económicas. Precisó que aunque los principales gremios empresariales han sido convocados a un diálogo con el oficialismo, lamenta que desde que inició la pandemia las propuestas presentadas para superar la crisis, han quedado en un saludo a la bandera.
¿En qué condiciones se encuentra el sector privado tras cinco meses de pandemia?
En Venezuela teníamos un aparato inmunológico muy deteriorado, eso quiere decir que tenemos las más bajas reservas del continente; una tasa de hiperinflación grandísima que contribuía a la vulnerabilidad de la gente más necesitada; el peor sistema hospitalario del hemisferio; no tenemos ningún programa de seguridad social; y una altísima tasa de informalidad, entonces es evidente que con este cuadro, digamos que éramos mucho y parió la abuela.
¿Cuál es el balance de la mortandad empresarial que ha habido en este tiempo?
Te podría asegurar que en este momento el principal problema de Venezuela es económico, no es la salud. La gente tiene mucho más miedo a morirse de hambre que a morirse de la pandemia. Han desaparecido en los últimos 10 años alrededor de 9 mil industrias, teníamos 11 mil y tenemos un poquito más de 2000, eso se dice fácil, pero eso es la destrucción del empleo formal más capacitado. Quedan poco más de 2000 industrias, que están trabajando al 20% de su capacidad, algo terrible.
Flexibilización pareja y nuevas medidas económicas, con esos anuncios Maduro promete una nueva fase de la cuarentena. ¿Qué expectativas tienen ante eso?
Yo soy muy poco optimista con lo que puede ofrecer Maduro al sector económico venezolano, y la razón es porque no tiene ni siquiera cómo mantener su propio aparato. No hay que ser ingenuos para saber que Venezuela está quebrada y cuando digo quebrada es porque somos una economía de un tamaño más o menos de Bolivia, somos un país con un Producto Interno Bruto (PIB) de 50 millones de dólares cuando llegamos a ser de 2.000 millones de dólares. Somos un país en el cual circulan alrededor de 17 mil millones de dólares al año, de los cuales un alto porcentaje son remesas que trae el sector privado.
¿Se puede creer en una «normalización económica» con fallas tan severas en el servicio eléctrico y con escasez de gasolina?
Para mí volver a la normalidad es volver a una tragedia, o sea, si llamamos normalidad en una Venezuela que se va la electricidad tres veces al día, que no tienes agua, que no tienes gasolina desde hace varios meses antes de la pandemia, que ya empieza otra vez a agravarse el tema, entonces en esa normalidad a mí no me gustaría estar.
¿Qué esperar de la hiperinflación en lo que resta del año?
Si algo tengo que reconocer es que el gobierno en esta tragedia que tenemos, no ha aumentado la monetización, primero no tiene mucha capacidad de generar ni deuda interna ni deuda externa, entonces fíjese que debería haber un aumento de la emisión con esta tragedia que estamos viviendo, una emisión de cualquier tipo para solucionar problemas de los más vulnerables y eso sigue contribuyendo a la hiperinflación y no está ocurriendo. El otro aspecto importante que ha ocurrido es que si antes reclamaban que el sector privado es un parásito del Estado, ahora es lo contrario, es el Estado quien es parásito del sector privado.
¿Qué piensa de la privatización que se está dando en el sector público? Ya tenemos estaciones de servicios dolarizadas, y supermercados iraníes que antes eran comercios expropiados.
A mí me encanta que eso ocurra, quizás los socios no son los que más me gustan, pero el traspaso de activos públicos al sector privado siempre lo voy a celebrar, lo que creo es que se cuidan mucho de llamarlo privatización, habla mucho más de asociaciones estratégicas, en el caso de las bombas, en el caso del que está manejando las empresas de Guayana.
¿Y en el plano político?, usted asesoró a la oposición en el intento de diálogo con el gobierno en República Dominicana en 2017, ¿qué opina de la decisión de la oposición y 27 partidos políticos de no participar en las elecciones parlamentarias?
Es una decisión compleja, el documento como todas las cosas tiene su lado bueno y es que hay una unidad, lo único que le reclamaría al grupo de esa oposición organizada como a los que también nos aconsejan que debemos ir a votar, es que nadie nos está contando qué pasa el día después. La única salida que yo veo, es que yo creo que estas elecciones deberían postergarse, yo no creo que haya una posibilidad cierta en este momento de un acuerdo entre la oposición y el gobierno.
Se critica que la oposición abstencionista no tiene un plan para después de las elecciones, ¿cuál debería ser ese plan?
Bueno yo no soy el que lo redacta, pero creo que se puede convertir la abstención en una herramienta importante, yo no soy tan fanático al decir que nunca la abstención había resultado, pero la verdad es que gracias a la abstención del 2018 tenemos hoy a Guaidó, y gracias a Guaidó se tiene a 60 países que nos reconocen.
¿Por qué cuesta tanto a la oposición unificarse en torno a un objetivo? Es lamentable ver cómo se atacan y se debilitan unos a otros lo que favorece a Maduro.
A mí eso no me preocuparía tanto porque entiendo que cuando hay democracia no puede todo el mundo pensar igual, lo que le pasa al gobierno es que tiene las mismas diferencias que tiene la oposición, lo que pasa es que no las ventila hacia afuera, ante la autoridad, ante el aspecto dictatorial que no le permite expresarse.
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