Religiosos y docentes piden a la familia, planteles y propiciar espacios para el respeto
Redacción | LA PRENSA DE LARA. – La recuperación de modales y normas de cortesía, así como buscar espacios para la tolerancia y respeto al prójimo es la preocupación de religiosos y docentes que lamentan la pérdida de sensibilidad hacia la cultura del buen trato. De allí, la necesidad de insistir en el compromiso de la formación de valores desde la familia, con el refuerzo en los planteles educativos y demás instituciones que ratifiquen la pertinencia de la convivencia en la sociedad.
La pérdida de los hábitos es recurrente y eso se puede ver en situaciones tan cotidianas, como la ausencia de los «Buenos días», así como el atropello de algunos transportistas a los usuarios que hasta faltan el respeto al adulto mayor, además de escenas de embarazadas o madres con bebés en brazos de píe en una unidad colectiva, cuando a su alrededor hay varios hombres sentados sin la disposición de cederle el puesto. Son las situaciones más comunes que suelen pasan desapercibidas.
Se necesita más atención de la familia en torno a la cultura del buen trato, que permita garantizar el verdadero sentido de la convivencia en la comunidad, resalta el sacerdote Rafael Cabrera. «Son valores humanos de la enseñanza universal del evangelio, teniendo en cuenta que Jesucristo fue el primer ejemplo al tratar bien al prójimo», señala la importancia de aplicar correctivos en los hijos que manifiesten conductas indiferentes y agresivas, generalmente producto del abuso de la exposición a las nuevas tecnologías digitales.
Es la reflexión sobre la necesidad de incentivar el amor al prójimo, que clama de espacios que pueden ser abiertos con programas en las iglesias, cuando se trata de los encuentros en los domingos familiares. Se habla de recuperar la recreación y el calor humano con la interacción.
Para Nyeser Gómez, pastor presbiteriano, hay que retomar los hábitos en casa, el hecho de compartir en el comedor, saludarse y que los padres empiecen por dar el buen ejemplo de tolerancia, respeto y demás valores. También visitar instituciones que incentiven la sensibilidad humana, hijos que se familiaricen con valores en galerías de arte, museos y conciertos. Así se propicia la mayor vinculación e interacción, además de inculcar el sentido de pertenencia al respetar a los animales y valorar la naturaleza, apostando al ser integral.
Confiar en esa generación sensible a su entorno, con la disposición de ayudar, entender y tolerar. Allí se fundamenta el respeto, sin dejar en orfandad a los jóvenes con tanta información en redes sociales, pero aislados de la realidad.
Uno de los espacios que resalta la docente Glorilen Querales, desde la escuela Andrés Bello en El Cují, es la conformación de la brigada de Convivencia y Paz, que desde hace tres años va rotando alumnos. Les imparten talleres acerca de los valores de los modales, respeto a los terceros, evitar los juegos bruscos que suelen transformarse en agresión a compañeros y el cambio de mentalidad hacia el buen trato.
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