miércoles, 6 noviembre 2024
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Pocas oportunidades de empleo empuja a las personas a vender en las colas

Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.-& ;Una muestra de las pocas oportunidades de empleo que hay en el país es la que se ve reflejada en las calles con los vendedores informales ambulantes, quienes andan de un lado al otro buscando vender su mercancía, sobre todo en colas que se hacen en los bancos, en adyacencias de estaciones de gasolina, de empresas de envío, del Saime, entre otros, para ofrecer su mercancía y llevar el sustento a sus hogares.

Y es que aunque hacer una cola y pasar horas esperando para adquirir un servicio es considerado un tiempo inútil, perdido, los vendedores ambulantes lo ven como una oportunidad para que su extensa jornada de trabajo termine lo más pronto posible e ir a comprar nuevamente mercancía para el siguiente día.

Faenas que comienzan entre las 3:00 y 4:00 de la madrugada son las que viven a diario en esa constante búsqueda de un sustento para sus hogares.

Una realidad que es confirmada por Ernesto Flores, quien es enfermero con 27 años de experiencia y que ante la necesidad de mantener a su familia y porque el sistema de salud no le ofrece un buen salario decidió probar vendiendo en las calles, y aunque no le ha resultado sencillo, así es como ha podido cumplir con sus obligaciones para poder mantener a la familia.

Ernesto, quien vende tapabocas y caramelos en las filas que se hacen en los bancos de la avenida Lara y en el Saime, contó que su día comienza a las 4:00 am porque a las 5:00 am debe estar en la parada para poder abordar una unidad desde Cordero, un sector ubicado al norte de la ciudad, para estar a las 6:00 am en el centro de Barquisimeto.

«Llego a las 6:00 de la mañana, ahí comienzo a ofrecer en las unidades hasta que se hacen las 7:00 am que llega la gente a hacer las colas, y aquí estoy caminando entre el Banco de Venezuela y El Saime que son lugares donde piden el tapabocas, aquí termino aproximadamente a las 2:00 pm, voy al centro y repongo la mercancía para el día siguiente, luego a las 4:00 pm voy a marcar la cola y sigo comprando para salir a las 5:00 pm, voy llegando a la casa como a las 6:00 pm», dice.

Ernesto destaca que se tuvo que desligar de trabajar en centros asistenciales porque mensualmente lo que le podían ofrecer es entre 300 y 400 bolívares, mientras que como vendedor informal puede hacer alrededor de 300 dólares al mes. El trabajar en un comercio chino tampoco le ha sido una opción, porque semanalmente lo que podría ganar es entre 20 y 40 dólares.

Una situación similar vive Luis Peña, quien vende tostones en las colas que se hacen en los alrededores de las estaciones de servicio del Triángulo del Este y la del Churún Merú bajo el inclemente sol de la mañana y mediodía. Asegura que se ha tenido que dedicar al comercio informal porque no encuentra un buen trabajo que le permita mantener a su familia.

«No hay buenos trabajos, los que se consiguen no ofrecen un buen salario para mantener el hogar«, expresó.

Luis, al igual que Ernesto, tiene una jornada que comienza a las 3:00 am que inicia con una oración a Dios para poder vender lo más posible y aunque hay días en los que no «le resulta casi» estar en las calles porque es poco el dinero que percibe, asegura que no ha encontrado un buen trabajo que le permita dejar el comercio informal.

Pero en las calles no sólo se ven a personas en edad productiva viviendo del comercio informal, sino también a adultos de la tercera edad con termos de café, ofreciendo caramelos, entre otras cosas para mantenerse porque la pensión o jubilación no les alcanza.

Según el economista y profesor universitario de la Universidad de Carabobo, Carlos Ñáñez, la informalidad en el país da cuenta a la gran tasa de desempleo que aunque no haya una cifra oficial desde el año 2011, esta estaría rondando el 47% de la población económicamente activa.

«La presencia de la informalidad explica de una u otra forma cómo el ciudadano maneja su situación de pobreza, es decir, cómo ese trabajador que no le rinde la plata tiene que encontrarla en las colas del combustible, que también dan cuenta de una condición negativa en la distribución, producción y generación de la oferta de gasolina para sostenimiento del parque automotor, también es una oportunidad para el comercio, pero para el comercio desde el punto de vista informal, que garantice condiciones mínimas de vida al vender algún tipo de bien para satisfacer algún tipo de servicio en estas colas», asegura.

Asimismo, el economista explica que la informalidad sería una consecuencia de la pobreza del modelo económico errado que hay en Venezuela y de la desigualdad.

«La informalidad es una consecuencia directa de un modelo económico que viene de la aplicación del ejercicio del poder absolutamente extraviado, que no ha garantizado niveles de bienestar ni niveles de progresividad social y que se quedó estancado en el tiempo, lo que genera desigualdad», dice.

Según los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), en el año 2022 la desigualdad en Venezuela alcanzó niveles similares a los reportados en Namibia, Mozambique y Angola.

El análisis reseña que en cuanto a ingresos promedio per cápita, la diferencia entre el grupo más pobre de la sociedad venezolana y el más rico es de «70 veces». Además, que «casi el 40% de los hogares con mayores ingresos están en la ciudad de Caracas. Y Caracas sólo concentra el 16% de los hogares del país».& ;

El economista explica que para que en el país no existan tantos vendedores ambulantes se deben ofrecer buenas condiciones de trabajo.

«No hay condiciones decentes del trabajo y desde luego esa indecencia planteada se da por las malas condiciones de remuneración o en inexistentes condiciones de remuneración, por condiciones de hostilidad en la prestación del servicio o de inexistencia en la prestación del servicio, la incomodidad en el entorno laboral y la ausencia de seguridad social. Tiene que haber un cambio político, social y en las estructuras sociopolíticas», expresa.& ;

Señala que cuando a Venezuela vinieron representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a su juicio, se perdió el tiempo en términos de garantizar condiciones decentes para los trabajadores, porque no hubo mejoría para la generación de empleos.

Buscan los mejores precios en varios comercios para comprar alimentos

Los índices de inflación continúan impactando negativamente en los bolsillos de los venezolanos y cada vez es menos lo que se puede comprar.

Según el Inflaciómetro del Observatorio de Gasto Público de Cedice Libertad, el costo de la vida en Venezuela siguió escalando posiciones tanto en bolívares como en dólares.

El reciente balance indicó que entre el 15 y 30 de marzo, el consumo promedio de 61 bienes y servicios de una familia de tres personas en Caracas, Maracaibo y Valencia llegó a 12.030,87 bolívares por mes.

Este monto representa un aumento de 3,75% en la segunda quincena de marzo. Para poder pagar esos 61 bienes y servicios se necesitan 69 salarios integrales de Bs.175, es decir, poco más de dos salarios integrales por día.

«La misma cesta adquirida en dólares estadounidenses alcanzó el valor de 493,07 US$ por mes, lo que representa un aumento de 2,8% entre el 01 y el 30 de marzo», precisa el último estudio hecho por el economista, Oscar Torrealba, investigador del observatorio.

El reporte indica que en marzo los precios se incrementaron 6,59% en moneda nacional, en tanto que reportaron un aumento de 4,03% en dólares.

Los rubros más inflacionarios del mes pasado fueron alimentos con un consumo promedio (para sólo tres personas) de Bs. 5.453,33, servicios con Bs. 3.157,33 perfumería y cuidado personal, para el que se debió invertir Bs.1.062,23, recreación y esparcimiento Bs. 1.007,44 y transporte Bs. 565,33.

En Lara, habitantes aseguran que gastan mínimo 40 dólares quincenales en alimentos sólo en productos básicos, pues este presupuesto sólo cubría el 7,83% del costo de la canasta alimentaria, la cual se ubica en 510,88 dólares, según el Cendas.

Pocas posibilidades los lleva a emigrar

En búsqueda de calidad de vida y de tener un mejor futuro para ellos y sus familias han salido 7.2 millones de venezolanos del país, según las cifras que llevan el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).& ;

Hasta el 28 de marzo, la ONU había contabilizado 7.239.953 de migrantes y refugiados venezolanos. De ellos, la gran mayoría: 6.095.464 están radicados en países de América Latina y el Caribe. De acuerdo con la plataforma, Colombia se mantiene como el país que alberga a la mayor cantidad de venezolanos con 2,4 millones, seguido por Perú con más de 1,5 millones.

Luego se ubican Estados Unidos (545 mil), Ecuador (502 mil), Chile (444 mil), España (438 mil) y Brasil (426 mil), entre los países con más cantidad de venezolanos.& ;

 

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