LA PRENSA DE LARA | Agencias.- La elección de Tomás Guanipa como candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a la alcaldía del municipio Libertador generó polémica y rechazo de factores que forman parte de la propia Plataforma Unitaria.
El presidente del Movimiento Democracia e Inclusión, Nicmer Evans, fue uno de los más críticos al señalar que la candidatura de Guanipa es una imposición y «evidencia que el G4 ha decidido atentar contra cualquier criterio racional de unidad secuestrando a la manito».
El G4 es como se conoce a los cuatro partidos que fueron los más votados en las legislativas de 2015, consideradas por la oposición como las últimas elecciones competitivas que se han realizado en el país. Estos son: Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo.
«La decisión del G4 de imponer a Tomás Guanipa por la unidad sin tomar en cuenta a Antonio Ecarri, miembro de la Plataforma Unitaria, y aplastando a Roberto Patiño de su propio partido demuestra la práctica hegemónica antiunidad del G4. Las primarias eran lo lógico. Las consecuencias serán fatales si no nos nucleamos en torno a Antonio Ecarri haciendo que los ciudadanos pasemos por encima de la mediocridad y exclusión de la secta G4», remató Evans.
Uno de los cuestionamientos más reiterados es que Guanipa estuvo casi dos años en el exilio, lo que le impidió hacer el trabajo de calle y conectar con la gente como sí lo hizo Patiño.
Estructuras antidemocráticas
La politóloga Ana Milagros Parra señala que el caso Guanipa «no es una práctica ajena al G4». «Dentro de los partidos no hay un sistema democrático donde de verdad se roten las candidaturas y se dé posibilidad al liderazgo joven de tener una posición de mayor relevancia», sostiene.
Y agrega: «Simplemente fue una imposición por parte de los partidos al poner a una persona que es una figura de influencia dentro del partido y del gobierno interino».
La analista destaca que la escogencia del dirigente zuliano abre una principal interrogante: ¿qué pasará con su rol como delegado de la oposición en la mesa de negociación en México?
Otro reto que enfrenta la oposición al apostar por esta candidatura para Caracas es la inhabilitación de la que es objeto el secretario nacional de Primero Justicia. El G4 tiene plazo hasta el 22 de septiembre, fecha en la que se agota el lapso para sustituir candidaturas que se reflejen en la boleta electoral, para lograr que el gobierno chavista levante la inhabilitación al opositor.
El politólogo Piero Trepiccione considera que esta decisión «revela que los partidos no han podido desprenderse del cuotismo»; es decir, la repartición de cargos en función de las cuotas de poder que tenga el político dentro de la organización política y no por la popularidad de la que goce o la conexión que tenga con los electores.
«El cuotismo le hizo mucho daño a Acción Democrática y a Copei en el pasado y fue la causa de la desconexión de estos partidos con sus bases. En este caso hemos visto que el G4 más que tener una actitud de desprendimiento, para buscar la mejor opción posible, mantiene esta tesis y termina por tomar decisiones que son antipáticas, impopulares y que pudieran tener consecuencias en algunas localidades como que se pierda la elección», expone.
Trepiccione destaca que la principal tarea de la alternativa democrática debe ser elegir abanderados que garanticen un reposicionamiento y la acumulación de fuerza con esta elección.
Retos
Para Parra, el principal reto de la oposición es la «atomización del voto» debido a las divisiones que existen en la Plataforma Unitaria. Los ejemplos más palpables de las dificultades para alcanzar candidaturas unitarias son los estados Miranda, Lara y Táchira donde los adversarios de Nicolás Maduro van divididos a pesar de que son las entidades donde tienen más posibilidades de ganar por su tendencia electoral histórica.
Recientemente, en Lara el G4 resolvió replicar el mismo mecanismo que se implementó en Miranda que es medir la popularidad de los candidatos a través de encuestas a pesar de que en la entidad mirandina esto no funcionó para resolver la disputa entre Carlos Ocariz y David Uzcátegui.
La politóloga también subraya que la oposición debe definir una estrategia clara entorno a las regionales y municipales: «No es votar o no votar, es qué vas a hacer con la elección. Cuando estás en un país que no es democrático, las elecciones son instrumentales para el régimen, eso quiere decir que no puedes venderle a las personas que van a votar y van a tener un cambio directo. Se trata de crear una estrategia para definir qué vas a hacer con la elección que es solo un punto dentro de una gran estrategia de presión», agrega.
Trepiccione menciona tres retos: reinvención, cambio de narrativa y acumulación de fuerza.
«Deben reconectarse con la gente para volver a ser una alternativa real de poder, también desactivar la narrativa abstencionista porque la ecuación sigue siendo la misma: a mayor participación más posibilidades tiene de ganar el candidato de oposición y a menor participación, menos posibilidad. El reto es movilizar a un electorado que ha venido siendo más que apático, escéptico. La oposición debe mostrar a los factores políticos que actualmente están en el poder y a los geopolíticos que representan la mayoría», argumenta.
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