Jesús Alí Oviedo | LA PRENSA.- “La ciudad es un caos visual”, afirma la arquitecto Mary Pineda mientras explica que Barquisimeto está desordenada porque los murales que se observan en sus calles han sido ejecutados sin considerar que los espacios públicos deben guardar armonía, lo que ha hecho que los transeúntes se saturen visualmente.
Al detallar la capital crepuscular se observan diversos tipos de imágenes en sus paredes estas son: los murales pintados por el Proyecto Crepúsculo (desarrollado por la gestión de Alfredo Ramos), los del grupo artístico “Acrilyc Souls” y los de artistas plásticos locales; la propaganda política de partidos pertenecientes al oficialismo y a la oposición, los mensajes religiosos de iglesias evangélicas y católicas y los graffitis.
Pineda detalla que dicho desorden existe porque: “no se tiene claro cuál es la estética de Barquisimeto, es decir, los colores y elementos que pudiesen armonizar los espacios, más allá de símbolos como el cuatro y El Obelisco”.
Aunque resalta que la saturación visual se debe, por un lado, a que las instituciones públicas solo les preocupa vender sus mensajes y que no han considerado el impacto negativo de que hayan tantos murales, entre estos, el deterioro de la imagen de la ciudad y el estrés que pueden producir.
La conciencia ciudadana es otro de los puntos sobre los que reflexiona la arquitecto, esboza que el sistema educativo venezolano debería enseñar acerca de la importancia del cuidado y la intervención de los espacios públicos.
“Nos preocupamos sólo por nuestro espacio doméstico, no por la ciudad”, puntualiza.
Milagros Gómez de Blavia, concejal de Iribarren, asegura que la ciudad está contaminada visualmente por los murales y graffitis.
“A diarios los habitantes de la ciudad somos agredidos a nivel visual por el caos existente”, agrega.
También apunta que el arte no debe ser usada para decorar y señala el caso de la avenida Lara con los murales referente a la procesión de la Divina Pastora.
De ahí que la armonía entre el ambiente y las obras artísticas es uno de los aspectos ignorados al momento de intervenir los espacios públicos, afirma Gómez.
Pero dicha contaminación no solo se reduce a lo que se observa en las paredes sino al deterioro del mobiliario urbano, entre estos, las paradas del transporte publico, añade la concejal.
Además resalta que la propaganda políticas en los bienes públicos de las diversas tendencias contribuyen al deterioro.
Sobre la responsabilidad de los gobernantes asevera que solo quieren imponer su sello a través de los mensajes que difunden, sin tomar en cuenta que las artes son un bien colectivo, por eso la ciudadanía tiene que ser consultada para la creación de los espacios amigables y armónicos.