Agencias | LA PRENSA DE LARA.- Por lo menos cuatro casos de mucormicosis asociada al COVID-19 han sido confirmados y documentados en Venezuela hasta agosto de 2021, informaron especialistas este jueves 19 de agosto.
En lo que va de año, tres casos han sido detectados en el estado Carabobo y un caso ha sido confirmado en el estado Mérida, indicó el micólogo Fernando Gómez-Daza durante el foro «¿Hay mucormicosis asociada a la COVID-19 en Venezuela?», organizado por la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI) y SOS Telemedicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
La mucormicosis, conocida popular y erróneamente como hongo negro, es una infección fúngica invasora causada por hongos pertenecientes al orden Mucorales. Es una micosis oportunista descrita, por lo menos, desde el siglo XIX.
Los hongos que la causan están en el medio ambiente, explicó el microbiólogo y epidemiólogo colombiano Diego Cáceres, vinculado a la Unidad de Infecciones Fúngicas de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) en Atlanta, Estados Unidos. Añadió que los hongos mucorales son hialinos: no tienen pigmento, por lo que realmente no son hongos negros.
«En realidad el nombre coloquial de la enfermedad sale principalmente de la característica de las lesiones», dijo Cáceres, pues la mucormicosis se caracteriza por la necrosis de los tejidos afectados.
Los factores de riesgo clásicos son la diabetes, la malignidad hematológica, el trasplante de células y órganos sólidos y las terapias con esteroides y otros inmunosupresores. Antes de la pandemia se habían detectado casos en personas que habían sido víctimas de desastres naturales y guerras. Ahora hay un incremento global de casos de mucormicosis y el COVID-19 se ha incluido como un factor de riesgo.
Hasta el 11 de junio de 2021, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había contabilizado 16 casos en siete países de las Américas, de los cuales nueve habían fallecido, según su boletín epidemiológico sobre la enfermedad. Venezuela no estaba incluida. La enfermedad registra una alta mortalidad.
En Venezuela, los dos primeros casos de mucormicosis asociada al COVID-19 datan desde antes de la publicación del boletín de la OPS y ya habían sido presentados en el Congreso Venezolano de Infectología del mes de julio, explicó Gómez-Daza. Considera que el país no aparece en los reportes de la OPS porque las micosis aún no son enfermedades de denuncia obligatoria a nivel de epidemiología regional.
«Se presume que debe haber más casos», dijo el bioanalista especialista en micología médica y director del Laboratorio de Micología y Enfermedades Tropicales en Valencia, Carabobo.
La infección, indicó la OPS, se adquiere por la implantación de las esporas del hongo en la mucosa oral, nasal y conjuntival, por inhalación, o por la ingestión de alimentos contaminados.
Los casos
El primer caso confirmado fue una paciente de 56 años de Valencia, quien había presentado síntomas de COVID-19 a finales de abril, 12 días antes de que ingresara a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (Chet). Había presentado dolor cerca de su prótesis dental y tenía cianosis en la región de la nariz. Sus antecedentes eran hipertensión, infección por SARS-CoV-2 y tratamiento prolongado con dexametasona.
No era diabética. Sin embargo, trabajaba con la siembra de vegetales y tubérculos y envasado de abono. Se cree que el hongo llegó a través de la limpieza de su prótesis dental con los mismo instrumentos que usaba para el trabajo de agricultura.
La paciente falleció. El cultivo arrojó que se trató de Rhizopus arrhizus, un hongo de distribución mundial y mayor prevalencia en ambientes tropicales y subtropicales. Es la causa más frecuente de mucormicosis. Se cree que el uso prolongado de esteroides pudo ser el detonante.
El segundo caso de mucormicosis asociada al COVID-19 en Venezuela también se presentó en Carabobo, en mayo. Se trató de un paciente diabético de 64 años de edad. Comenzó a presentar dolor en mejilla izquierda que se irradiaba al ojo. Había sido tratado en marzo por COVID-19 con levofloxacina, glucocorticoides, remdesivir y aspirina.
El paciente estuvo hospitalizado 49 días. Salió de alta médica el 16 de julio y está en buen estado. También se detectó que se trató del hongo oportunista Rhizopus arrhizus y el caso cerró como una mucormicosis odontogénica.
Otro paciente masculino fue el tercer caso documentado, un empresario de 53 años en Valencia. Tuvo COVID-19 en marzo. Al superar la enfermedad empezó a presentar inflamación en la mejilla derecha. Luego de un mes, su encía empezó a ennegrecer, por lo que tuvieron que sacarle seis dientes.
«Por todas las evidencias se concluye que el paciente padece de una mucormicosis localizada en el maxilar y senos paranasales, con compromiso de piso de la órbita derecha», dijo Gómez-Daza, quien cree que realmente se trató del primer caso de mucormicosis asociada a COVID-19 de los confirmados en el país. Actualmente está bajo tratamiento en Maracaibo, estado Zulia.
El cuarto caso, y el más destacado recientemente por haber sido reportado como el «primero», se trata de una mujer de 59 años del estado Mérida. Tiene diabetes no tratada, hipertensión, obesidad y en julio fue diagnosticada con COVID-19. Fue tratada ambulatoriamente con dexametasona por 10 días.
Empezó a presentar una lesión del lado derecho del rostro. En su familia, su madre y su hermana fallecieron por COVID-19 y su padre murió por diabetes tipo I. Ingresó al Hospital Universitario de Los Andes (Iahula) en Mérida por mucormicosis y diabetes tipo II descompensada.
Actualmente están en espera de más detalles, pero el hongo se identificó como del género Mucor. La paciente está estable y recibiendo tratamiento.
«Ayer (18 de agosto) se hizo llegar el reporte oficial a epidemiología del estado Mérida», dijo la micóloga Maribel Dolande, docente del posgrado de especialización en Micología Médica del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr).
Señales de alerta
Flavio de Queiroz Telles, infectólogo y coordinador del Comité de micología médica de la Sociedad Brasileña de Infectología, en el caso del COVID-19, llamó a sospechar cuando hay diabéticos sin control, personas que tomen o hayan tomado esteroides o inhibidores del factor de necrosis tumoral, además de pacientes con sinusitis o rinosinusitis aguda y al menos uno de estos síntomas: dolor en la región que rodea los ojos, fiebre, dolor facial y compromiso del estado general de salud de la persona.
También alertó sobre los signos tardíos: necrosis nasal o palatina, sangramiento facial, edema de cara, asimetría facial, pérdida de visión o parálisis ocular, además de imágenes radiológicas que sugieran invasión de los senos paranasales, de las órbitas oculares o invasión encefálica.
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