Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- «El cierre fronterizo bajo el argumento de que era por asuntos de seguridad, generó todo lo contrario. Entregó aspectos tan importantes de la soberanía de Colombia y Venezuela, así como el control migratorio y aduanero a grupos armados ilegales. En el caso de Venezuela se delegó ese control al Ejército de Liberación Nacional (ELN), que hoy es un grupo binacional y cuya agenda ha transitado mucho más hacia la defensa de la revolución bolivariana llegando a considerar a la frontera una suerte de plataforma continental». Ese es el análisis que Jorge Mantilla, colombiano y doctor en Criminología, Derecho y Justicia, hace del cierre de la frontera más activa y violenta de Suramérica.
Alega que la decisión del gobierno venezolano de quitar los contenedores que desde 2019 impedían el paso peatonal en el Puente Internacional Simón Bolívar, en San Antonio del Táchira, llenó de expectativas a la población fronteriza, cuyas vidas se han empobrecido en los últimos siete años. Advirtió que así como ocurren en zonas colombianas como Catatumbo y el Norte de Santander, en estados fronterizos venezolanos los candidatos no pueden «hacer política, campaña, mítines, discursos, si no es con autorización de los grupos armados ilegales que controlan el territorio».
¿Qué expectativas hay con la posibilidad que en algún momento se abra la frontera comercial colombo-venezolana?
Las expectativas son bastantes altas, no sola mente porque Venezuela siempre fue un socio fundamental para Colombia, sino porque gran parte de las personas y comunidades que viven ahí dependen de ese comercio binacional de mediana y baja escala. Pero en Colombia hay bastan te escepticismo con respecto a la sostenibilidad de esta apertura, porque para el gobierno venezolano, Táchira que ha sido un bastión importante de oposición, pues se juega ahorita en el marco de las elecciones regionales la ficha de Freddy Bernal como candidato a la gobernación. Eso le da una connotación importante a esta apertura como parte de unas relaciones bilaterales que se han venido deteriorando y que hoy están en un punto más frágil y volátil que en 2015, cuando la frontera fue cerrada por primera vez.
¿Qué daños ha ocasionado el cierre fronterizo?
El entregar aspectos tan importantes de la soberanía de ambos países, como el control migratorio y el control aduanero a los grupos armados ilegales. En el caso de Venezuela se delegó ese control a grupos como el ELN, que hoy es un grupo binacional. Las comunidades han sido las más afectadas. En el caso del Norte de Santander aumentó la pobreza, el desempleo, a eso se le suma que el éxodo venezolano ha cruzado a pie por esa frontera, con migrantes más vulnerables que pasan la frontera en condiciones muy preocupantes de desnutrición, pobreza y vulnerabilidad, y eso ha sido aprovechado por los grupos armados para enriquecerse.
¿Pueden mejorarse las relaciones bilaterales entre el gobierno de Nicolás Maduro e Iván Duque?
Yo soy escéptico y no creo que el gobierno de Colombia pueda restablecer las relaciones con Venezuela. En primer lugar, porque al presidente colombiano no le interesa su estrategia siempre fue la contraria, e incluso recientemente intentó que Venezuela entrara dentro de la lista de países que apoyan el terrorismo. Pero lo que sí creo es que necesitamos que de alguna manera se solucione las conversaciones entre Caracas y Bogotá. Personalmente, pienso que más allá que el gobierno colombiano insista en el tema de Juan Guaidó y en el tema del Grupo de Lima, pues es evidente que esa estrategia fracasó, por lo menos para provocar un cambio de régimen, como era su propósito inicial.
El cierre formal de los pasos fronterizos ha sido una ventana de oportunidades para grupos guerrilleros y organizaciones criminales que controlan las trochas. ¿Qué negocios ilícitos se registran en los pasos ilegales?
El primero es el paso migratorio que generó tanta riqueza y fortaleció a los grupos ilegales. Hoy se ve con mucha preocupación el tráfico de migrantes, la trata de personas se ha convertido en un problema muy importante y sobre el cual no tenemos suficiente información, el narcotráfico que siempre ha sido un problema con rutas con solidadas por sectores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), haciendo parte también de este negocio, como en estados con los grupos guerrilleros colombianos, el contrabando de carne, gasolina, y otros contrabandos más pequeños, como el de medicina, y tenemos pues también el tráfico de armas.
¿La mitad de los grupos armados de Colombia se encuentran en Venezuela?
Yo diría que el 25%. A 1.900 hombres de la guerrilla colombiana hay que sumarles las redes de apoyo, es una constelación de actores no estatales, muchos de ellos grupos criminales, otros paramilitares, otros propiamente como guerrillas colombianas que están desarrollan do un proceso de control territorial.
La periodista Sebastiana Barráez denuncia que hoy la guerrilla impone candidatos en Venezuela. ¿Son cómplices y parte de la estructura criminal los gobernantes venezolanos en las zonas fronterizas?
No dudaría que eso fuera así, ya pasa en Colombia, en el Catatumbo, también en el Norte de Santander, sencillamente no hay manera de hacer política si no es o con el apoyo o el aval de estos grupos guerrilleros, porque no hay manera que estos candidatos puedan hacer política, campaña, hacer mítines, hacer sus discursos, si no es con su autorización. Son territorios en donde no hay fuerza pública.
El comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia ha dicho que 1.900 guerrilleros colombianos operan en Venezuela. ¿Esta cifra se queda corta?
Yo creo que la cifra es conservadora. Aquí lo importante es entender que la guerrilla en Venezuela se siente mucho más cómoda de lo que se siente en Colombia, por supuesto en Colombia hay una conflictividad y han construido legitimidad en ciertas comunidades, sobre todo aquellas que viven de las economías ilegales, pero en Venezuela la guerrilla desarrolla su vida política, hace escuelas, asambleas, controla territorios, pone normas, además controla rentas ilegales, recluta con una facilidad mucho más evidente, porque en mi opinión la guerrilla colombiana llegó a ser parte un poco de esa doctrina de defensa integral de la revolución y tienen un rol específico en términos de control social y político que comparten con colectivos o megabandas.