Bajo la creencia errada de golpear a un niño para corregirlo y así formar «hombres y mujeres de bien», se les ataca verbalmente, desvalorizan y someten a maltrato infantil. Lo que están logrando los padres o cuidadores es marcar a los infantes para siempre, generándoles problemas de salud tan graves que se manifiestan a lo largo de su vida.
Más de la mitad de los niños y adolescentes menores de 18 años en el mundo experimentan castigos corporales cada año, según un informe de la ONU publicado en agosto. Seis de cada 10 niños (400 millones de infantes al año), sufren habitualmente maltrato psicológico o son golpeados en casa, según la Unicef.
«Las heridas que dejan estos tratos son profundas», explica la doctora Julaymargod Martínez, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP) filial Lara, porque afectan la salud física, emocional y cognitiva. «Ese niño llegará a la edad adulta con poca concentración, ansiedad, depresión, baja autoestima, incluso sentimientos de culpa», opinó.
Si en los primeros años de vida un niño es sometido a castigos físicos o psicológicos, crecerá creyendo que la violencia está justificada, que se merece ese maltrato.
«El crecimiento y desarrollo de nuestro cerebro depende del aprendizaje, y el aprendizaje depende de nuestro entorno. Esto quiere decir, que si el niño desde edad temprana es sometido a una situación irregular, a actos de violencia o abuso, él va a crear conexiones nerviosas, porque eso forma parte del desarrollo y nada lo detiene. Pero va a tener un desarrollo inadecuado respecto a su formación, criterios, valores o principios, porque verá la violencia como normal. ‘Mí mamá o papá me pegó porque me porté mal, yo me lo merezco’, es lo que creerá», explicó el doctor Carlos Belisario, pediatra y psiquiatra infanto-juvenil.
Esto hace que se creen esquemas cognitivos en las personas; es decir, patrones mentales que a lo largo de la vida se repetirán. «Si una persona ha sido víctima de maltrato, también maltratará a sus hijos. O ese niño que frecuentemente es golpeado hará bullying a sus compañeros de clases, o será la víctima del acoso escolar», comentó María Auxiliadora Campos, doctora en ciencias con especialidad en psicología, del Atlantic International University.
Campos resalta que entre las conductas de abuso que atentan contra la vida de los infantes está el maltrato físico. La persona deliberadamente agrede físicamente a un menor de edad, o amenaza constantemente con golpearlo.
«Podemos ver desde niños con costillas rotas, clavículas rotas y fracturas que terminan soldando de manera espontánea, y las consecuencias de esto son deformidades permanentes, dolor crónico, porque sabemos que si los padres son maltratadores, no llevarán a los niños a emergencia. Adicionalmente, hay quienes son quemados con cigarrillos y esas cicatrices son muy visibles, y es deber del médico tener pericia al examinar a un menor para darse cuenta», refirió la doctora Julaymargod Martínez, pediatra.
El psiquiatra, Carlos Belisario, destaca que hay lesiones que son características del trato cruel. Cuando un niño o adolescente tiene hematomas alrededor de las muñecas o tobillos, pudo haber sido inmovilizado, lo amarraron para someterlo.
«Por lo general, cuando un niño se cae tiene moretones en brazos y piernas, pero que tenga moretones en la espalda, barriga, tórax, cuello o incluso lesiones profundas en la cabeza. Eso no es común y hay que estar alerta», mencionó.
La psicóloga, María Auxiliadora Campos, también destaca que un tipo de violencia es el abuso sexual. Sobre esto, la Unicef señala que una de cada ocho mujeres en el mundo han sufrido violaciones o abusos sexuales antes de los 18 años.
«Cuando los padres le dicen a los varones cosas como: ‘¿de quién son esos genitales?’, le están maltratando, porque ese niño no está preparado para esa circunstancia. Lo exponen a connotación sexual o morbosidad», sentenció.
Los padres o cuidadores, también dejan profundas heridas en los niños y adolescentes cuando los someten a una crianza rígida, autoritaria, eso produce estrés. Subestimarlos, insultarlos, desvalorizarlos, ignorarlos, rechazarlos o compararlos todo el tiempo hará que ese niño cambie su estado de ánimo, crezca con ansiedad, depresión, trastornos del sueño, según recalcó María Auxiliadora Campos Medina, psicóloga.
Hay un tipo de maltrato que es el médico, cuando los padres no se preocupan por llevar a sus hijos al médico o no les dan el tratamiento que requieren.
«El abandono también es un maltrato, cuando dejan a los niños solos en la calle, cuando le reprimen dejando al hermano mayor cuidando al menor, cuando los dejan en refugios sin vestimentas, sin alimentos, sin artículos de higiene, sin supervisión o bajo el cuidado de personas desconocidas», puntualizó.
El doctor Carlos Belisario, psiquiatra, destaca que el primer síntoma que experimenta un menor de edad maltratado es el retraimiento, o desarrolla conductas disruptivas de tipo expansiva, incluso violentas.
«Un segundo síntoma característico es que el niño cambia sus actividades, cambia los patrones funcionales que viene realizando de manera progresiva o brusca en algunos casos. Cuando el niño dice: ya no quiero ir más, o por la misma disfuncionalidad familiar en la que se encuentra, ya no es trasladado o acompañado a sus actividades rutinarias», comunicó.
Recalcó que estos niños pueden crecer desarrollando tres tipos de conductas: o se vuelven víctima, o se vuelven victimarios o quedan en el medio: son tanto víctimas como victimario, porque es lo que han aprendido.
«Serán adultos con inestabilidad sentimental, emocional, laboral, familiar. Serán seres inconstantes que cambian el estado de ánimo, cambian sus relaciones sociales porque no tienen un patrón definido», precisó.
Los golpes o la violencia psicológica causan también graves daños en la salud que tiene repercusiones en la adultez. «Lo que la mente resiente el cuerpo termina manifestándolo», expresó la doctora Julaymargod Martínez, pediatra.
Hay castigos tan severos que afectan de manera crónica el desarrollo de un niño, como suspenderles la alimentación. «Niños que los castigan dejándoles sin comida, o saltándoles una comida. Eso incide en el crecimiento de un niño, porque a la larga si no se alimentan bien tendrán retardo de crecimiento que incidirá en el desarrollo físico y estatura», advirtió.
Hay padres que ocasionan trastornos en el ánimo de los niños y afectan de por vida la forma de relacionarse. Se aíslan socialmente, eso ocasiona bajo rendimiento educativo y se desarrolla un riesgo importante de conductas violentas.
«Un niño que hace bullying en el colegio es un niño que también vive una situación estresante o a él también lo acosan», exclamó Martínez.
En la adolescencia, ese retraimiento o conductas violentas pueden ser más marcadas. «Es frecuente que este tipo de jóvenes maltratados busquen vías de escape, como el alcohol, las drogas, se vuelva dependiente de sustancias y se deteriore su sistema nervioso central, que a largo plazo causan enfermedades cardiovasculares y afectan el sistema inmunológico», recalcó.
Según la pediatra Irene Saavedra, si un niño creció escuchando en su hogar la frase «No sirves para nada», cuando sea adulto puede ser una persona obesa, porque desarrolla dependencia por la comida, que libera endorfina. La obesidad desencadena la diabetes o la hipertensión.
Hay niños que dejan de comer, y al crecer tienen afectado el intestino. «Quienes han vivido en un ambiente de estrés pueden desarrollar enfermedades inflamatorias, diarreas crónicas o alteración de la flora intestinal, hacen alergia a la proteína de la vaca, al gluten. También un niño puede vivir con dolores de cabeza crónicos, porque ellos se imaginan cosas negativas todo el tiempo, por lo tanto siempre viven preocupados», argumentó Saavedra.
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