Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Las limitaciones por la situación país y la migración causaron las principales rupturas en la familia. Expertos recomiendan trabajar el amor propio de la gente para propiciar la madurez de las parejas de manera que logren concebir hijos que crezcan con afectos y protección. Recuperar el hogar, basado en valores, asumiendo compromisos y con la cercanía a Dios para superar las dificultades desde la convivencia conyugal.
La necesidad es urgente para rescatar el hogar que se ha perturbado por las separaciones de padres o abandono de hijos quedando con cuidadores. Niños que vienen al mundo con el rechazo de sus padres o descuido, terminando como víctimas de abuso sexual o maltrato de los parientes más cercanos, demostrado en la cruda realidad de la violencia intrafamiliar. Jovencitos que «por accidente» se aventuran a ser padres sin entender esa oportunidad de acompañar, amar y proteger a sus hijos. Una improvisación que deja huellas imborrables en la salud mental del menor e incluso termina arrebatándole la vida.
Para Gerardo Pastrán, desde el Proyecto Misionero Projumi, se evidencia desde las últimas dos décadas un «tsunami familiar» que sigue generando graves consecuencias ante la modernidad y la falta de preparación como familia. «Es tan atípico que estamos ante la destrucción de la familia«, lamenta los efectos de la migración, el desespero por la situación país, pérdida de valores y ausencia de Dios.
Considera que estos últimos años se ha tergiversado la maternidad a una especie de «fábrica de muchachos», sin estar conscientes que es un compromiso de por vida. «Es la presencia del mal que nos está dejando la violencia intrafamiliar, maltrato infantil, vicios, indigencia juvenil y hasta suicidio infantil», señala.
La familia venezolana más allá de estar dividida está separada. Así lo explica el padre Ricardo Prato, de Cáritas en Táchira, al precisar como principales causas a la economía y coyuntura país, indicios del flujo migratorio dejando rupturas de pareja, hijos abandonados, abuelos solos o cuidando nietos.
«Se necesita estabilidad económica para el país, prepararnos como familia y así poder celebrar el Día de la Familia sin dolor«, recalca de la urgencia de rescatar principios cristianos, cultivar el amor, respeto y moral.
El padre, Rafael Cabrera, también se preocupa por la falta de virtudes que impide avanzar como pilar de la sociedad cuando suele ser disfuncional por la falta de compromiso y tolerancia, pero que se acentuó con la migración, ante la búsqueda de calidad de vida fuera de nuestras fronteras.
«Debemos educarnos para ser familia como la célula de la sociedad«, precisa ante la ausencia de convivencia, división, discordia y falta de cercanía entre la familia, pese a compartir el mismo hogar. Recuerda que desde la iglesia existen planes de formación y otros movimientos que ayudan a reconocer la importancia de la vida conyugal.